Opinión

8 M de mujer, M de morado

El Congreso da luz verde a la nueva ley del aborto y la ley 'trans'.

El Congreso da luz verde a la nueva ley del aborto y la ley 'trans'. / Javier Lizon

El 8M es una fiesta reivindicativa de los derechos de la mujer, es decir de denuncia de la situación en la que se encuentra una persona que por sus características biológicas se le ha obligado socialmente a desempeñar roles domésticos vinculados a la maternidad y a la crianza o, en todo caso, subalternos. Roles sociales de género en virtud de su asignación al sexo femenino.

El feminismo estaba dividido hasta ahora por cuestiones como la abolición o no de la prostitución, que no ponían en duda su fundamento ideológico, porque en cualquier tipo de discriminación, por razón de raza, etnia, religión, condición económica, edad, etc. la mujer sufre además una discriminación añadida por razón de su sexo. De ahí la importancia de la lucha feminista. Sexo y género iban unidos. Sin embargo, en la actualidad parte del movimiento feminista funde identidad de género e identidad sexual, de manera que ésta no aparece necesariamente ligada a características biológicas, sino a la vivencia interna e individual del sexo que cada persona siente y autodefine. Es comprensible que las históricas feministas se rebelen contra esta desnaturalización de su movimiento, porque una cosa es luchar contra la discriminación por razón de orientación sexual o de identidad de género y otra que cualquier persona, al margen de su sexo biológico, deba ser tratada como una mujer por el hecho de sentirse como tal; sentimiento que puede durar seis meses o toda la vida y revertir esta situación en el Registro civil.

Esta confusión está en la Ley Trans recientemente aprobada por las Cortes. Es un triunfo de Unidas Podemos, que puso el ronzal a los socialistas, causando división entre las feministas, pero también en las filas del PSOE. Sin embargo, la grieta más visible en el Gobierno se escenificó la víspera del 8 M a cuenta de la revisión de la Ley del sí es sí. No se comprende tanta torpeza encadenada y programada para explotar precisamente en esa fecha. Comenzó con la sorpresa de las consecuencias no calculadas del efecto retroactivo de esa ley y le siguió la explicación de las ministras de Podemos acusando de machista a la judicatura. El ala socialista del Gobierno había argumentado hasta ese momento que la aminoración de las penas previstas en dicha ley no era un error, sino que se debía a una acomodación de nuestra legislación a los parámetros de otros países europeos. Debió mantenerse firme en esta razón, avalada por el derecho comparado, porque los beneficios retroactivos de la mencionada ley tienen los días y los casos contados. Sin embargo, la alarma social creada por la desmesurada campaña mediática contra los efectos de la norma impulsó a los socialistas a presentar una reforma que endureciese de nuevo las penas por agresión sexual y a votar su toma en consideración nada menos que el día anterior al 8 M.

El resultado es conocido, el gobierno de coalición se convierte en gobierno de colisión entre sus dos sectores. Quien sale perdiendo es la imagen del Gobierno y la de los socialistas, acorralados por la derecha y por sus socios de investidura. Quien sale ganando de rebote es la derecha, que le basta con ver pasar el cadáver de la coalición ante sus ojos, pero también beneficia a Podemos, cuyas ministras no se cortan a la hora de poner en la foto de Colón al PSOE y a sus colegas socialistas del Gobierno, porque el discurso radical y asambleario activa a sus bases en época preelectoral y, de paso, Irene Montero e Ione Belarra se hacen perdonar su integración en el Estado opresor, formando parte de la casta. A la vez, se silencia a Yolanda Díaz, que nada, quizá se ahoga, entre dos aguas, porque parece que la cordura y el temple están sobrevalorados.

Uno puede esperarse muchos maquillajes de color violeta el 8 M, pero nunca que las ministras socialistas y de Podemos se zurren la víspera y aparezcan en la manifestación exhibiendo todas un ojo morado.

Suscríbete para seguir leyendo