Opinión | Cantina ilegal

Improvisación y espontaneidad

Encuentro de la rondalla El Cabo y Bambones en la calle de La Noria

Encuentro de la rondalla El Cabo y Bambones en la calle de La Noria / María Pisaca

Como era de esperar, la continuación del Entierro de la Sardina de anoche se celebró entre la Plaza de La Candelaria y mi Cantina. Las viudas consolaban su tristeza entre plato y plato de garbanzas de las de mi madre; y en la barra, en la esquina, mi amigo Tato El Torrija, con quien apenas tuve tiempo de echar una buena conversa, hacía lo mismo.

Con El Torrija estuvimos hablando de que hay grupos que, aunque muy lentamente, empiezan a recuperar aquella bonita tradición de antaño de cantar a pie de calle, en cualquier rincón o escalinata. Quizás empujados por la escasez de actuaciones oficiales en los escenarios, ya que Fiestas solo ha puesto una a la mayoría de grupos, hay murgas, incluso rondallas, que cantan en la calle sin utilizar grandes despliegues técnicos de sonido. Así ocurrió el lunes de carnaval en La Noria, donde empieza a consolidarse la actuación de El Cabo, junto con Bambones, Diablos y a la que se sumaron grupos de La Canción de la Risa. El éxito del encuentro y el sabor a carnaval popular fue tremendo; como también lo fue el año pasado el mano a mano improvisado entre Diablos y Bambones en las escaleras del Guimerá.

Tanto al Torrija como a mí, nos consta que los grupos disfrutan mucho de este tipo de actuaciones en las que la cercanía con el público juega un papel importante. Por eso hay grupos de La Risa, murgas adultas, infantiles y alguna rondalla, que se están poniendo manos a la obra incrementando sus actuaciones a pie de calle. Ojalá las agrupaciones y comparsas busquen la forma de unirse para que la gente que sale a pasear por Santa Cruz pueda disfrutar, aún más, de un carnaval en el que juega un papel importante la improvisación y la espontaneidad.