Opinión | Cantina ilegal

Homenajes en vida

Las Celias

Las Celias / Carsten W. Lauritsen

Que había ganas de carnaval, nadie lo pone en duda. Anoche, a eso de las cuatro de la mañana, había más gente en mi Cantina que en la Plaza de España, aquella noche de 1987, en la que Celia Cruz y la Billo’s, hicieron que Santa Cruz batiera el record Guinness en un baile en el que, según los que las contaron, había más de doscientas cincuenta mil personas. Es por eso que los nombres de la Reina de la Salsa, y de la orquesta venezolana, han perdurado en el tiempo unidos a nuestra fiesta.

Y como es habitual en mi negocio, al menos un día de cada carnaval, recibo la visita de los chicos del Grupo Las Celias; un grupo de amigos que hace 25 años decidieron salir a la calle para homenajear a la Reina de la Salsa y todavía continúan haciéndolo, con originales y vistosos disfraces, sin perderse una sola cita con don carnal. Empezaron cuando Celia Cruz aún no nos había dejado y en la Casa del Carnaval, todavía figura una exposición que homenajea las bodas de plata de este grupo de entusiastas que, al grito de ¡azúcarrr!, este año dedicarán su fantasía al amigo Ginés, uno de los componentes que cuelga ya el disfraz con sus ochenta primaveras cumplidas. Una sucesión de homenajes y agradecimientos de los que a mí me gustan, de esos que las personas pueden disfrutarlos y agradecerlos al tiempo que se sienten reconocidos.

Sé que la lista es inmensa pero todo es ponerse. Quizás sea una de tantas asignaturas pendientes que tiene nuestro carnaval: reconocer y agradecer, con un merecido homenaje, a tantos grupos, colectivos y personas que han hecho que nuestra fiesta sea tan grande; y cuánto antes mejor porque, como dicen muchos clientes de mi cantina, los homenajes, mejor en vida.