Opinión | Crónicas de la Revo-ilusión

Doble cara

Doble cara

Doble cara

Al igual que Caín y Abel son las dos facetas de la misma persona, o el famoso hola don Pepito y hola don José de los payasos de la tele aludían al individuo que pasaba por su casa para encontrarse consigo mismo, caemos en la cuenta de la dualidad que rige nuestro comportamiento. Blanco y negro, derecha e izquierda, el yin y el yang, reflejan la doble personalidad que deriva en muchas. No es suficiente con pensar en cara y cruz para abordar la complejidad que parece rechazarse ahora, cuando ficciones como el poder de los ejercitantes sobre los sometidos se traduce en un solo color, en una única ideología, en una opinión que no admite fisuras. Nuestro yo alberga y esconde múltiples yoes, variables en movimiento sobre lo que aseguraba ayer y hoy admito no tener tan claro. Reconocer estas contradicciones puede ser un acto de madurez o ser tomado como un símbolo de debilidad. El hecho de que Román Rodríguez admita que no entiende nada de finanzas como persona y, al mismo tiempo, defienda su gestión en la consejería de la Hacienda canaria no debería llevarnos al escándalo, sino más bien a la certificación de la propia ignorancia. Así es, amigos y amigas, no sabemos muy bien quiénes somos y a medida que pasa el tiempo, aún menos, porque las finanzas del mundo cambian y nosotros también. A menudo no recordamos esto, especialmente en los debates que confrontan ideas desde posiciones extremas que matan el pensamiento. Debería ser al contrario, pues no hay mayor sabiduría que la humildad de los que escuchan y guardan silencio antes de hablar, sabiéndose sujetos plurales y diversos. Qué sabe nadie si ni yo mismo sé qué quiero, decía la canción de Rafael. Hoy, nos habla este Román, pero cuántos Romanes habrá.

Suscríbete para seguir leyendo