Opinión | Techo de cristal en Hollywood

Carol Álvarez

Los Oscar de las mujeres invisibles

Sarah Polley, la directora y guionista de la película Ellas hablan, en la sala de espera del médico, con una mascarilla negra. Ni siquiera ella esperaba tener opciones reales a las nominaciones de los Oscar, así que mientras otros colegas en la carrera de los dorados premios del cine seguían pegados al televisor el anuncio de los candidatos, Polley atendía una cita médica rutinaria. Su foto, con ojos un poco de susto tras sus grandes gafas, es la de una mujer asaltada por una situación inesperada. Fue nominada finalmente por su adaptación del guion de la película, basada en una estupenda novela feminista de Miriam Toews, pero no le falló su intuición en la categoría de dirección: ni ella ni las otras mujeres que aspiraban a la candidatura lograron colarse en la lista de finalistas.

Las artistas del cine vuelven este año a ocupar ese papel relegado en la industria, el de la vitrina aparte, destinadas solo a competir entre sí. Las chicas con las chicas: ahí veremos a Ana de Armas jugarse el tipo con las gigantes Michelle Yeoh y Cate Blanchett, que precisamente ya denunció al recibir el Globo de Oro el sesgo patriarcal de los premios.

Blanchett se ha hecho un sitio en todas las quinielas con un papel de directora de orquesta, un rol poco habitual para las mujeres y no por falta de ganas o de aptitud, el techo de cristal está altísimo en la música clásica. Las profesiones dominadas por hombres y sus mecanismos de poder son las mismas que se cierran a la diversidad, al cambio, por aquello de temer cualquier intento de renovación como si fuera el germen que va a destruir el statu quo del sistema.

Cate Blanchett en Tár es una mujer con los peores atributos de los hombres, y una no puede evitar echar de nuevo la vista a las nominaciones de los Oscar y lamentar que la primera vez en la historia que había dos mujeres compositoras entre las preseleccionadas a la mejor banda sonora, la islandesa Hildur Gudnadóttir y la norteamericana Chanda Dancy, se hayan quedado fuera de la carrera.

Las mujeres compositoras se han abierto paso en el sector contra viento y marea, tienen mucho en común con las que han querido hacerse un sitio en el universo del cine de terror, por ejemplo, o el género fantástico. Compañeras sentimentales o socias de otros compositores con los que rivalizaban en talento pero no en proyección, su creatividad y cartera de trabajos realizados se difumina sin remedio. Asistentas, musas, cargando con trabajos no reconocidos y anonimizados, o directamente llamadas a presentarse al mundo con otro nombre, ese ha sido el ecosistema donde más se han movido. Pero las mujeres de la clásica, directoras y compositoras, no se rinden.

Estos días que Tár llega a las grandes pantallas, la historia de una directora de orquesta con banda sonora compuesta por una mujer laureada, Gudnadóttir –sí ganó el Critics Choice por esta película–, llega otra rompetechos al mainstream: la estadounidense Pinar Toprak compone la música de Boda explosiva, el último hit de Jennifer López en Amazon Prime.

No es nada habitual que una mujer firme la banda sonora de un blockbuster millonario, pero Toprak parece dispuesta a seguir haciendo historia. Fue la primera mujer en poner banda sonora a una película de superhéroes, Capitana Marvel, la primera en alcanzar el olimpo de compositores de música de películas millonarias en recaudación y la primera en componer la música del evento anual la Liga de Fútbol Americano, la NFL, sumando en su haber el mérito de firmar la música del vídeojuego global Fortnite.

Hay equipo, y sobre todo, hay partido.

Suscríbete para seguir leyendo