Opinión

Javier Lima Estévez

Isidoro Sánchez García o el compromiso por la defensa de nuestro territorio

El Teide nevado.

El Teide nevado. / E. D.

El jueves 29 de enero de 1942, sobre las dos de la mañana, nace en La Orotava el hijo primogénito del matrimonio formado por Isidoro Sánchez Rodríguez y Herminia García Rodríguez. Adquiere su primera formación en el Colegio La Milagrosa y permanece durante varios años en el Colegio de San Isidro, regentado por los Salesianos. Participa y anticipa desde muy pronto con múltiples responsabilidades el espíritu inquieto que caracterizaría su etapa adulta, desde la responsabilidad de tocar la campana del colegio cada día, hasta incluso llegar a desempeñar el cargo de rey Baltasar durante la etapa navideña, combinando siempre el conocimiento con la práctica del deporte. El sacerdote y profesor salesiano Víctor Rodríguez Jiménez, llegaría a describir las características del magnífico estudiante en una emotiva poesía con motivo de la celebración de su sesenta cumpleaños, tal y como recogiera un amigo y compañero de Isidoro desde el Colegio, Juan del Castillo, en su obra Aromas de La Orotava. Pasan los años e Isidoro se marca como nuevo objetivo Madrid. Sería en 1959, tras un curso previo en la ULL. Largas horas de estudio, de prácticas, exámenes, viajes y trabajo dan como resultado su título como ingeniero de montes en la ETSIMO y, al mismo tiempo, tal y como ha recordado en diversas ocasiones, se produce su acercamiento a la figura de Alejandro de Humboldt, gracias al profesor de Botánica, geografía botánica y jardinería, Luis Ceballos. Inicia una vinculación con tal ámbito trabajando en Canarias para el organismo autónomo Patrimonial Forestal del Estado desde noviembre de 1966, ocupando la responsabilidad de director técnico forestal en el Valle de La Orotava y en La Gomera e ingresando en el ICONA por oposición. Tiempo después es nombrado conservador-director del Parque Nacional del Teide, desarrollando tal labor entre 1974-1980.

La etapa política marca otra de sus realidades vitales, siendo designado como concejal del Ayuntamiento de La Orotava en 1979, bajo la alcaldía de su recordado hermano Francisco Sánchez García. El trabajo cercano y próximo por sus vecinos es recordado como una de las experiencias más fructíferas de su trayectoria, atesorando un bagaje profesional que le valdría para futuras experiencias en tal ámbito. Nuevos hitos se marcan en el horizonte, siendo ejemplo de ello su etapa como director del Parque Nacional de Garajonay entre 1982-1987. Una isla, La Gomera, que conocía perfectamente y por la que tanto había escrito y descrito en numerosas colaboraciones, siendo especialmente significativa una obra que es toda una joyita etnográfica bajo el título: Ipalan, Mulagua, Agana, Orone: periplo gomero. Tras esa etapa nos encontramos con un ser que se va a mover con sucesivas responsabilidades en el ámbito del territorio canario, español y europeo, sucediéndose su presencia como concejal en el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, consejero en el Cabildo de Tenerife, diputado al Parlamento de Canarias, senador por nuestra Comunidad Autónoma, viceconsejero de Relaciones Institucionales del Gobierno de Canarias y diputado del Parlamento Europeo en diferentes legislaturas. Dos décadas atrás, justamente en la primavera de 2003, nuestro biografiado marca un punto final a tal actividad y pasa a tener una mayor implicación en múltiples asociaciones y colectivos culturales, siendo ejemplo de ello la Sociedad para la Promoción Cultural de Canarias en Europa, así como la Asociación Cultural Humboldt, entre muchas otras.

Su perfil nos aproxima ante un villero incansable en la divulgación de Canarias desde diferentes puntos de vista, atesorando responsabilidades como comisario de exposiciones, autor y productor documental, investigador en archivos y bibliotecas, colaborador y promotor de múltiples iniciativas y socio de diversos espacios culturales con los que mantiene una constante relación, siendo ejemplo de ello en los últimos años El Molino de Ana.

La Orotava, El Puerto de la Cruz, El Hierro, La Gomera, Cuba, Venezuela, Ecuador y Alemania constituyen los espacios geográficos que más referencias ocupan dentro del currículo investigador y divulgativo isidoriano. Junto a ello no faltan casi siempre referencias a tres personajes a los que, desde diferentes perspectivas temporales y temáticas, profesa una profunda admiración: Alejandro de Humboldt, Agustín de Betancourt y Dulce María Loynaz.

Múltiples reconocimientos a escala local e internacional avalan su trayectoria, resultando especialmente emotivo el título de Villero de Honor desde octubre de 2021. Son estas palabras una pequeñísima y apresurada síntesis de un fiel defensor de nuestro territorio que publicamos con motivo de su 81 cumpleaños. Muchísimas felicidades, Isidoro.

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