Opinión | Curva a la izquierda

¡Ya está bien! ¡Basta!

¡Ya está bien! ¡Basta!

¡Ya está bien! ¡Basta!

Te sorprendes. La primera vez te quedas sin palabras. Sin poder reaccionar. Seca. Te sudan las manos y se te hiela el corazón. Pegada al miedo. Atenazada como si fueras un ser minúsculo que se ahoga en su propio silencio. Paralizada y acorralada. ¿Verdad? «Solo» eres la número seis del primer mes del año que comienza maldito. ¿Sólo a los suyos les duele?

Estoy harto de violentos. No acepto bromas. Ni programas cavernarios. Toda una vida transmitiendo valores de igualdad y respeto en la escuela. Qué sensación de frustración. Petardos contra bombas atómicas. Es la proporción en la influencia entre el aula y el descontrol de las redes sociales y la calle.

Cada vez que un abusador en el patio del colegio insulta a un niño, se burla, se ríe en corrillos… hay un ser humano herido, humillado, que no sabe por dónde empezar para levantarse. Pero ni lo vemos. Ni le damos importancia. Estamos tan, tan acostumbrados a la falta de control, de los gritos, de los abusos, de la ira descontrolada que ni siquiera cuando va hacia nosotros hacemos nada. Como son así… pues que sigan chillando, gritando, golpeando, hiriendo… es que tienen mucho carácter, decimos.

Ahí empieza el terrorismo. Ese que tanto nos asusta. Pero que sólo vemos en las organizaciones criminales. Y no, no es así. En menos de una semana se confirmaron dos nuevos sucesos machistas en Valladolid y Valencia. En los primeros 26 días del año, seis mujeres han perdido la vida a manos de sus parejas o exparejas y se suman a las 1.188 registradas desde 2013. Casi cuatrocientas víctimas más que las ocasionadas por ETA. Es una barbaridad. La punta de un iceberg que esconde miles de maltratadas y millones humilladas.

No se me va de la cabeza el caso del asesinato de la joven madre y su hija en Valladolid. El asesino tuvo la sangre fría de llamar al hermano de la víctima -su cuñado- para dar la noticia. La menor, de tan solo 8 años, es el primero por violencia vicaria del año y el 49 desde 2013. Me dicen amigos que han tenido que custodiar a esta gentuza en la cárcel que suelen ser unos cobardes. Que se pasan los días exigiendo protección.

¿Por qué hay que proteger a esta gente destructiva y cruel? Ya sé que debería hablar de reeducarlos, reinsertarlos y devolverlos normalizados a la sociedad. Pero sé, como lo saben todas las que ya no están, porque las mataron, que no. Que no es posible. No quiero verlos más. Y desde aquí grito para que desaparezcan. Al asesino, a los asesinos y a los que día a día van matando sin asesinar. Tenemos que poder con ellos. Echémoslos. Aislémoslos sin más.

Por ti madre de Valladolid. Por tu hija de 8 años. Por tu luz. Por los mares de vuestra ausencia. Por todas. Por vosotras y vuestras vidas rotas. Por vuestras familias destrozadas, por vuestros amigos... Escribo esta columna que es un ¡ya está bien!, un ¡basta!

Creo en la igualdad de derechos. Hombres y mujeres. Tan semejantes y afortunadamente tan diferentes. Me he criado entre mujeres. Mujeres ternura, inteligencia. Mujeres aliento y fuerza. Mujeres constancia, mujeres firmeza. Por eso y por mucho más reniego de cada miserable machista que cree que la fuerza es el título de propiedad.

Por el mar de tu ausencia, de vuestras ausencias, navegan los que os echan de menos. Los que sabemos que con vosotras el mundo sería mejor.

Feliz domingo.

PD Emi era mi amigo. Una neumonía furtiva y cobarde se lo ha llevado sin avisar. Parmenio, como cariñosamente le llamaba, ya no vendrá más a ver los partidos del Barça con Agus, su hermano Paco y conmigo. Ni volveremos a reírnos rememorando aquellos días de fiestas en los que los roces de mi coche nuevo se quitaban con Titanlux. ¡Cómo se reía! Solo habían pasado 6 días desde que hablamos por teléfono. Ni lo imaginé. Una persona buena y alegre de las que mejoran los sitios por los que pasan. Descansa en paz amigo.

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