Opinión | Aquí una opinión

Pensando en un fallido plan museístico

Santa Cruz no es, desgraciadamente para nosotros, Málaga, como tratan de comparar

Recreación de cómo quedará el Parque Viera y Clavijo.

Recreación de cómo quedará el Parque Viera y Clavijo.

Cuando leí sobre el proyecto del museo dedicado a carísimas réplicas de obras de Rodin en el parque (aún no es «cultural») Viera y Clavijo, telefoneé a una amiga, ya nonagenaria y que trabajó en dicho lugar cuando el mismo era sede del Colegio de La Asunción. Conocía la noticia y me preguntó mi opinión. Le contesté que no tenía conocimientos suficientes como para enjuiciar la idea aunque mucho me temía que viniendo del alcalde de Santa Cruz, me resultase un plan de un inquietante romanticismo infantil. Que esperaba que hubiese estudiado todos los lados a la vez, vamos que hubiese él y los posibles peritos o entendidos a los que se habría dirigido para conformar ese su sueño, codificado la realidad de manera seria porque aunque nadie discute que esta pobre ciudad necesita empujes (y más limpieza), la sensación que yo sentía era de que se trataba de un error.

En días sucesivos y por la ignorancia personal que no me permitía discernir al respecto, pregunté entre conocidos que sí podían. Me asombró que, personas de ambos espectros políticos, varios conocidos de PSOE, un par de CC y uno del PP, criticasen el asunto y aprovechasen para, al mismo tiempo, incluir varios otros proyectos municipales fuera de lógica: uno, que tanto dinero gastado en la playa de Valleseco con unas Teresitas en las lamentables condiciones en que se encuentra y su total falta de atención e inversión; otro, que el Templo Masón debía estar finalizado desde 2015 e, incluso, otros se lamentaban de actos, sin relación con el ayuntamiento, como esos cierres arbitrarios de cualquier acceso al mar desde la capital o el traslado de la pobre hélice inocente a un museo de la isla hermana… (es apasionante la inmensa lista de quejas que abarca este consistorio, lo lleve quien lo lleve…).

De modo que, a la vista de ello, he formado mi propio dictamen: Santa Cruz no es, desgraciadamente para nosotros, Málaga, como tratan de comparar. Esa ciudad andaluza ha sabido acicalarse debidamente desde hace tiempo. Posee varios museos pero tres de ellos están a una altura que solo para visitarlos ya merece el viaje. Posee unos larguísimos paseos preciosos junto a su mar, no es una ciudad a la que le han robado su litoral marítimo como a nosotros. Y, ya en plan Rodin, lo que los listos franceses nos vendían eran unas obras moldeadas, o sea, reproducciones para cuya importación habría sido apropiado un consenso y la consulta con más expertos en arte.

Tengo en la sala de mi casa un monotipo de la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino con un mágico título Espiral, de una edición exclusiva que me regalaron y lo contemplo cada día por su belleza y porque puedo girarlo y entonces, durante los siguientes, es como otra obra de igual calado visual. Visité el Museo Rodin en un viaje a París y no sentí el acercamiento que me produce esta Espiral. Conservo el folleto de la exposición de unos meses posteriores a la pandemia en CajaCanarias dedicada a Manuel Bethencourt. Aún recuerdo el impacto que me produjo su obra Milagro. Siento decirlo, pero no percibí ese estremecimiento cuando contemplé El beso, aún siendo el original. Paseo, de vez en cuando, por nuestro sobresaliente Museo de Bellas Artes, siempre vacío de público. Quizás ello signifique una señal para promocionar lo importante. Que no creo deba ser las reproducciones de ese gran escultor francés.

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