Un legado ‘low-cost’

Cuando se reúne el foro de Davos y presenta un documento de trabajo realizado por prestigiosos consultores, elaborado mediante encuestas a los grandes directivos del mundo, hay que leerlo con suma atención y valorar si vamos en sintonía o nos alejamos de su objetivo. En cuyo caso, deberíamos repensar nuestra estrategia antes de que el mercado y la globalización nos pongan en nuestro sitio.

Las conclusiones son claras: pesimismo, cautela y prudencia para 2023.

Un 73% de los consultados prevén la desaceleración más alta que han vivido hasta el momento, si bien el 60% no piensan reducir empleo ni ajustar sus remuneraciones, apuestan claramente por transformar su negocio, recortar costes operativos, mejorar la productividad y diversificar la fuente de sus ingresos.

También muestran su preocupación por los efectos perniciosos de la inflación sobre el poder adquisitivo, con una perspectiva de cumplimiento de los objetivos de las empresas que ha bajado del 64% en 2022 al 26% para 2023.

Hablamos de cuando una oportunidad se convierte en una amenaza debido a inflación, volatilidad, conflictividad geopolítica o las nuevas regulaciones.

Toca aprender y adaptarse.

Unos servicios low-cost nos arrastran a una sociedad low-cost, a una economía low-cost, a un empleo low-cost y a un legado low-cost.

Para hacérselo ver.

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