Opinión

Pilar Garcés

Ione Belarra se cree imprescindible

Archivo - El expresidente del Gobierno Mariano Rajoy

Archivo - El expresidente del Gobierno Mariano Rajoy / Eduardo Parra - Europa Press - Archivo

Que levanten la mano aquellas de nosotras que desearían trabajar en una empresa que te facilita que curres con tu bebé de dos meses encima de la mesa de la oficina y llama a eso conciliación. Vamos amigas, ¿ni siquiera si dicha empresa es el Gobierno más feminista de la historia de España? La ministra de Derechos Sociales Ione Belarra publicó la semana pasada una foto en la que aparecía ultimando los detalles de la rueda de prensa en la que iba a dar cuenta de la nueva ley de Familias con su niño al lado, tumbado boca arriba. Como no soy pediatra ni la defensora del Menor, no entraré a valorar las virtudes que aporta a la crianza esa circunstancia. Como soy madre trabajadora, e incluso teletrabajadora, no le arrendaría la ganancia a la capacidad de concentración de la líder de Podemos, aunque seguro que si el pequeñín se pone a berrear sale de una puerta lateral alguna subsecretaria dispuesta a echar un cable. Tenemos otra imagen que añadir al álbum del postureo a que nos tienen acostumbradas las inquilinas del ministerio de Igualdad y aledaños. Pero si preferimos el texto, el pie de foto rezaba: «Para dejar un mundo mejor a las que vienen. Para eso hacemos lo que hacemos». El mundo mejor de Belarra con su lactante en La Moncloa se parece bastante al mundo peor de las mujeres africanas que vi recogiendo leña o sembrando con el suyo atado a la espalda, pero qué sé yo. El equivalente al mundo mejor de la satisfecha ministra sería uno en el que las conductoras de autobús podrían llevar un portabebés mientras van al volante, las policías agregar un sidecar a la moto con el churumbel dentro y las cirujanas poner una trona en un rincón del quirófano. Yo prefiero el mundo difícil que ya tenemos, en el que las mujeres disfrutamos de 16 miserables semanas de baja por maternidad porque los hijos nos necesitan, y si es un parto múltiple 18, y los hombres lo mismo aunque jamás lo hayan reclamado. Una situación que no ha mejorado absolutamente nada para las madres en la legislatura más feminista de la historia. Ni un día más para la auténtica conciliación, señoras.

Antes de que los jefes de recursos humanos de España se vayan en tromba a comprar cunas de colecho para adosárnoslas al escritorio creyendo que así son tan modernos y feministas como la ministra, quiero aclarar que no todas ansiamos ser Ione Belarra y emular su desdichada exhibición de superwoman. Tal vez por la falta de sueño, o por la necesidad de rebatir epatando a quienes le cuestionaron por interrumpir su baja para no perder comba en Moncloa, la cosa es que esa foto no nos representa a la inmensa mayoría de nosotras y esperamos que tampoco represente el futuro de nuestras hijas. La titular de Derechos Sociales recuperó una agenda política de mínimos a las cuatro semanas de parir y a los dos meses ya va a tope en su desempeño. Me recuerda a Soraya Sáenz de Santamaría, que a los quince días de dar a luz ya estaba organizando el nuevo gobierno de Mariano Rajoy recién salido de las urnas. PP y Podemos acaban en el mismo punto, reivindicando el ‘derecho’ a no disfrutar de un derecho larga y costosamente conseguido. Tan distintas y tan iguales, comparten perfil con muchas otras que se sienten imprescindibles, y creen que un hijo (recién nacido) no te va a frenar. Hasta que la empresa, el directivo de turno o los votantes te pegan la patada y entonces te das cuenta de lo que te has perdido.

@piligarces

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