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Jorge Bethencourt

El recorte

Jorge Bethencourt

Carreteras

Carretera de acceso al Mirador La Centinela. | | E.D. J. A. M.

Seguro que han oído hablar ustedes del llamado "convenio de carreteras". Cada cierto tiempo, como a los santos, los políticos lo sacan de procesión. Y puede que anden confusos porque a veces no está muy claro de qué se trata. Pues bien, merece la pena explicarlo sucintamente.

Hubo una vez un listo muy listo que decidió que el Estado se desentendiera de las carreteras en las islas. "Ustedes nos dan la pasta y ya la manejamos nosotros mismos" (aquí, si quieren, ya se pueden empezar a descojonar). Consecuencia de tan brillante decisión es que las carreteras de Canarias son malas con ganas. Llamamos autopistas a lo que apenas son autovías y en vez de piche les ponemos una capa de rodadura hecha de piel de cebolla que se levanta a los dos días. Tenemos las carreteras picadas, como las muelas. Y como el Estado se desentendió de nosotros, no se ha gastado ni un euro en poner trenes, como sí han hecho en Peninsulandia.

Mientras a los usuarios del piche nos saltan los empastes con los baches, los gobiernos anuncian y anuncian nuevas obras de carreteras que se eternizan y se encarecen extrañamente. O sea, empastes que saltan por allí y empastes que se mueven por allá. Mucho empaste. Cada cierto tiempo, el Gobierno Peninsular y el de las islas firman un nuevo "convenio". O sea, un listado de obras que hay que hacer y para las que prevé una determinada pasta. Más empastes.

En 2018 se firmó el último "convenio" vigente, por nueve años, hasta 2027, por importe de 1.200 millones. Pero además nos debían unos 1.000 millones que nos mangó el Gobierno de Mariano Manostijeras Rajoy, cuando heredó el pufo de la España arruinada y endeudada que dejó Zapatero. O sea –cojan tiza–, 1.200 y 1.000 suman 2.200 ¿No? Bueno, eso solo es así en el caso de que la primera parte contratante de la segunda parte contratante no diga otra cosa. El consejero de Obras Públicas, Contenedores y Casas de Muñecas, Sebastián Franquis, ha dicho que el convenio de carreteras actual llegará a los 1.600 millones, porque nos darán 400 millones más. Y que con eso, colorín colorado, el cuento se habrá acabado y ya habremos cobrado.

¿Cómo va a ser eso? Pues ya ves. Igual nos han mandado parte del dinero de carreteras y se lo ha gastado esta peña en vete tú a saber qué. Pero es obvio que necesitamos carreteras así que ¿por qué se gastaron el dinero en otras cosas? Dos mil doscientos millones no son mil seiscientos, incluso aquí en el Planeta Plátano, donde todo es posible. Incluso que venga la ministra del ramo (no es una alusión floral, sino orgánica) para que la tomadura de pelo sea con luz, taquígrafos y pie de foto.

A los habitantes de estas islas nos llevan tomando la pelambrera desde hace muchos años. Los mismos que llevamos dándonos a los demonios en los atascos de cada mañana. Que si no hay proyectos hechos, que si no se pueden licitar, que si vía exterior, interior o subterránea, que si carril bus-vao, que si la culpa es tuya, que si es del otro…

Lo que no hay es vergüenza. Y los que antes protestaban hoy están callados como chuzos. Suerte que el producto nacional es muy bruto y solo sabemos tocar la pita.

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