Desde su conquista, la historia de Canarias la marcan las dinámicas coloniales que a través de las islas conectan Europa con África y América, lo que da al archipiélago un valor añadido por su posición estratégica dentro de un enclave intercontinental, lo cual ha influido para lo bueno y para lo malo en el devenir de la ciudadanía canaria, y concretamente para lo malo en la difícil aportación de las mujeres al mundo del arte durante las dictaduras de los generales Primo de Rivera y Franco.
Tras el derrocamiento de la II República, a pesar de unas circunstancias tan negativas de pérdida de libertad para la expresión artística, sin embargo, excepcionalmente, algunas mujeres, con gran esfuerzo, sobresalieron, como la escritora Mercedes Pinto o la primera abogada canaria, Mercedes Machado.
En esos períodos dictatoriales muchas mujeres canarias sufren un alto índice de analfabetismo y una rígida moral sexual, lo que les impide avances culturales en libertad, tal como señala Yanira Hermida. Debido a la emigración masiva de los hombres, la mujer fue relegada a un mayor protagonismo en el ámbito familiar y a mano de obra barata por imposición de los sectores más conservadores del ultra catolicismo, que fomenta el modelo de mujer tradicional a través de la Sección Femenina de la Falange como guía adoctrinadora de la mujer durante el franquismo.
Con el argumento machista de la supuesta inferioridad en la creatividad cultural, la mujer canaria estuvo durante mucho tiempo desplazada y silenciada en el canon artístico, lo que se denuncia en la Exposición La otra mitad: mujeres artistas en Canarias (1815-1952), que se puede visitar en el Instituto de Canarias Cabrera Pinto de San Cristóbal de La Laguna, en la que, con acierto, su comisaria, Yolanda Peralta Sierra, en seis secciones expone más de 70 obras realizadas por 37 creadoras nacidas entre 1815 y 1952.
Siendo objetivo principal de la exposición la recuperación de las obras de sus autoras, algunas desconocidas o ignoradas, al mismo tiempo que se denuncia que la mujer sólo podía pintar ciertos cuadros > como bodegones y flores, se observa que en esas épocas escasean los desnudos, reservados para los pintores, si bien en la exposición podemos apreciar que a pesar de la censura política y eclesiástica de aquellas épocas, aunque discretos, se pintaban desnudos, lo que demuestra la lucha de la mujer para conseguir la igualdad artística con el hombre.
Tal es el caso de dos desnudos de Vicki Penfold de 1963, otro de Carmen González de 1956, uno de Pepa Izquierdo de 1968 y otro de Pino Ojeda en una época más avanzada, 1974, visibles en la exposición.
Un ejemplo de lucha fue el de María del Carmen Millares Sall, conocida por Jane Millares, fallecida recientemente, pintora de formación autodidacta perteneciente a una familia de gran tradición artística que tiene el mérito de ser la primera mujer que expone en solitario en Canarias. En el cuadro Las aguacateras, pintado durante la dictadura franquista, hace que las mujeres de la obra sean protagonistas por la acción que realizan, y no por ser un sujeto bello sobre el que depositar la mirada, sino, por el contrario, son personas que trabajan y transmiten su fuerza y actividad en la asfixiante atmósfera de la dictadura, mujeres que trabajan duramente, pero que carecen de boca, por lo que no tienen derecho a la palabra propia.
En ocasiones, a las mujeres artistas se les ha considerado aficionadas o discípulas de algún varón, cuando hay ejemplos de que innovaron con sus técnicas, como Carmen Arozena y Maribel Nazco, o la italiana Carla Prina, que su obra expuesta en Tenerife en 1950 es considerada la primera muestra de arte abstracto en Canarias después de la Guerra Civil, ejemplos que como estos y muchos más pueden contemplarse en la exposición, muy recomendable, hasta el 20 de noviembre.
