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Ver, oír y gritar

Ineptitudes y cerrilismos

El presidente del PP de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, en una imagen de archivo.

El balance de los seis primeros meses de Gobierno del PP con Vox en Castilla y León conforma un panorama oscuro. Una de las peores inflaciones y centenares de empresas perdidas. Felicidades, eso sí, a los votantes de ambos partidos, que deben de estar tan contentos por la proeza lograda. El Ejecutivo central pone medidas, propuestas y más de 5.600 millones de euros, pero la comunidad castellanoleonesa, gobernada por Fernández Mañueco y el vicepresidente García-Gallardo, que niega la violencia de género, no acoge iniciativas de progreso que beneficien a la población. ¿En qué condiciones se encuentra la sanidad, la joya de la corona del señor presidente? Que hagan esta pregunta a los habitantes de allí a ver qué tal funciona.

La sorpresa no consiste en el ultraderechismo de los que gobiernan la Junta. Lo sorprendente sería que hiciesen una labor pensando en la calidad democrática, el diálogo social, el relanzamiento de la economía o la ayuda en serio a las familias. Es necesario el debate de una proposición no de ley socialista, en las Cortes de Castilla y León, con medidas como crear un fondo de 400 millones destinado a paliar la subida del precio de combustibles. Del gas y de la electricidad para autónomos, pymes y hogares.

Ese es el banco de pruebas y el modelo de gestión de Feijóo para toda España. «Un tío muy capaz», según el líder de los empresarios, Antonio Garamendi. ¿Por qué lo dice? Vean el conservadurismo a ultranza e inútil, para la mayor parte de la ciudadanía, y nada homologable en Europa con sus mentiras y pesadillas «socialcomunistas». En la misma onda está la extrema derecha.

Sigamos con la comunidad mencionada y su tarea legislativa casi nula, donde lo más importante es el cambio de norma del código ético para poder recibir regalos. Insultar a la oposición es otra de las aficiones favoritas, o la manipulación informativa de la televisión privada del empresario Antonio Miguel Méndez (condenado en la Gürtel), que financia Mañueco mediante publicidad opaca y 20 millones anuales.

La sombra de la corrupción planea sobre este hombre. Entre otras causas, por presunta financiación ilegal en las elecciones primarias que le dieron el triunfo. Y sobre el PP y cargos de Vox. Un juzgado de Salamanca tiene imputados al Partido Popular y al presidente de la Diputación, y la gerente del partido en esa ciudad está también siendo investigada. El malabarista Mañueco convocó elecciones y cambió de socio dejando a Francisco Igea, de Ciudadanos, en la cuneta y echándose en los brazos del oso de García-Gallardo. La ineptitud y el cerrilismo, con recorte de derechos y libertades y el deterioro de los servicios públicos, cabalgan muy bien en aquellas tierras.

Esta es la gran experiencia piloto con un PP que saca pecho y que pretende moderar a Vox. ¿Y quién modera al otro grupo? A todo esto se le llama funcionar con normalidad. Los mayores expertos en desvaríos, elitismo y el viejo arte del insulto se visten de ángeles y mejoran la fiscalidad de las rentas más altas, la economía y el empleo empeorando las dos cosas. Protegen a las familias desprotegiéndolas y refuerzan los servicios públicos adelgazándolos. Apuestan por el mundo rural y la despoblación crece. El Gobierno útil y eficaz de Mañueco es así de simple en general.

Ahora bien, quienes desprecian a Castilla y León son otros tipos liderados por el vil Sánchez y los que no creen en la «cultura del esfuerzo». Incluso, García-Gallardo utiliza la censura económica y su intransigencia contra la Seminci, el festival de Valladolid, en favor de un cine superfluo, vacío, bobalicón y costumbrista. Esto y más es lo que se cuece en las cocinas reales de la Junta.

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