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Matías Vallés

Al azar

Matías Vallés

España quiere una presidenta

La ministra de Defensa, Margarita Robles, en una visita al centro logístico de Polonia que coordina los envíos a Ucrania MINISTERIO DE DEFENSA

Diez países de Europa cuentan ya con una presidenta del Gobierno, camino de la paridad en un continente que ha evolucionado rápidamente desde la soledad de Angela Merkel. La excepción española no consuela al ser compartida con la presidencia de Francia, que cuenta ya por cierto con una primera ministra. Sin embargo, en los recovecos del barómetro del CIS refractarios a la manipulación se cuenta otra historia. España no solo está preparada para tener a una mujer en La Moncloa, sino que lo demanda de forma explícita al ser encuestada. Vayamos con los datos. El miembro del Gobierno de cualquier sexo mejor valorado se llama Margarita Robles (4.98), con la ventaja de que su aprecio es superior en el PP que en el PSOE. La segunda plaza corresponde a Yolanda Díaz (4.91), que encabezaría con igual soltura un gabinete socialista o de Podemos. Y la tercera posición de la apretada liza se queda para la pujante Nadia Calviño (4.85), también ambidiestra o ambisiniestra.

En efecto, ni un solo varón en el podio, con Sánchez (4.47) y Feijóo (4.42) a medio punto de valoración de las tres ministras citadas. Al presidente socialista le cabe el mérito de haber nombrado a la tripleta de mujeres que le superan en cotización, y que cada vez exteriorizan con mayor rotundidad su ambición aplaudida por la ciudadanía. Yolanda Díaz quiere ser presidenta pero carece de una fuerza política que la sustente. Nadia Calviño se ha resignado a la camiseta socialista, y su feliz arremetida populista contra Espinosa de los Monteros suena a inicio de campaña electoral. Por si se necesitaran más pruebas, la vicepresidenta primera se sentó en el Senado peligrosamente cerca del actual presidente, a esa distancia de los segundos entrenadores con ambición sucesoria. Margarita Robles, en fin, solo funcionará por aclamación con honores militares.

Estadísticamente, usted no es uno de los encuestados por el CIS, pero seguro que contemplaría con normalidad que una de las tres ministras de gran éxito ocupara la presidencia del Gobierno. Ya solo falta que la cartelería electoral propicie las candidaturas de las mujeres seleccionadas por la población.

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