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Jorge Bethencourt

EL RECORTE

Jorge Bethencourt

El Día Mundial (Anónimo) del Turismo

Resulta curioso que la celebración del Día Mundial del Turismo en una tierra que vive de, por y para ese mismo sector haya sido un fiasco. El Gobierno de Canarias organizó un deslucido acto en los salones del hotel Escuela de Santa Cruz de Tenerife, tan discretamente que no se enteraron ni las primeras autoridades. Cómo sería la cosa que, tras ver que solo se llenaban las tres o cuatro primeras filas de un aforo de unas ochenta personas, algunos responsables tuvieron que retirar apresuradamente los cartelitos con los nombres de las ausentes autoridades y cazar al lazo a los alumnos de turismo para rellenar el salón y hacer bulto ante las cámaras de televisión.

El mismo sector que ha movido catorce millones de turistas este año y ha facturado diecisiete mil millones en Canarias, según los felices datos de la Consejería de la cosa, fue incapaz de contar con la presencia del presidente del Gobierno, Ángel Víctor Torres. O del presidente del Cabildo de Tenerife. O del alcalde de Santa Cruz. Todos ellos ocupados en otras tareas seguramente más importantes. Que no digo yo que no.

El pequeño naufragio no es un asunto irrelevante. El mismo Gobierno de Canarias se contraprogramó a sí mismo, porque ese mismo día se celebró Agrocanarias, la feria del campo de las islas, por la que sí pasaron las mas importantes autoridades, como el presidente Torres y los presidentes del Cabildo de La Palma y de Tenerife. Pero claro, es que al acto de Turismo por no ir no fue, que se sepa, ninguno de los presidentes de la patronal del sector: ni de Ashotel de Tenerife ni de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Las Palmas. Hasta el premio que se otorga anualmente, un galardón de prestigio –en otros años, dos– que se suele aprovechar para hacer política con compañías aéreas, touroperadores o grandes actores del mundo turístico, recayó en una empresa de las islas llamada Turismo activo. O sea, lo que algunos interpretan como un premio de consumo interno.

Más allá de que los organizadores, dicho en vulgo, se estallaran como una pita, habría que sacar algunas otras conclusiones. Como que el turismo sigue sin tener ni padre, ni madre, ni perro que le ladre. Que siendo la actividad de éxito de la economía de estas islas, las administraciones públicas, inexplicablemente, no le hacen ni puñetero caso. Para comprobarlo, no hacía falta un amargo salón de actos desierto en el Día Mundial del Turismo. Pero por los botones ya se sabe cómo es el abrigo.

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