eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Carmen Martínez-Fortún

La curiosa impertinente

Carmen Martínez-Fortún

Carlos III y la mueca

Veo a un polemista llamar a Carlos III patético y pijo entre las risas de los tertulianos. Para mí, Carlos III siempre fue el mejor alcalde de Madrid, considerado por unanimidad el mejor rey de nuestro país. Ilustre sin ser déspota, hijo insigne de su tiempo, campeón de las Luces, adoquinó las calles, creó una red de alcantarillado y recogida de basuras y La Cibeles, Neptuno, la Puerta de Alcalá y el Botánico se levantaron gracias a él.

Hombre fiel y austero, se dejó aconsejar por los mejores y delegar en ellos. Entre sus logros menores pero llamativos se encuentran haber introducido el agua de colonia, más suave y fresca que el perfume francés y la lotería nacional, cuya primera edición se celebró en 1763. Goya lo pintó con atuendo de caza, levita gris, camisa blanca, pelucón y tricornio y, según los expertos, su rostro refleja un carácter bondadoso y un cerebro inteligente. Una cuando lo mira, no lo duda, aunque se trate de un hombre indudablemente feo. Respetado históricamente incluso por los republicanos –espero–, sin embargo, vivió su intimidad como quiso y no tenía una cámara atenta a cada uno de sus movimientos ni fue sometido a escrutinio cruel en cada momento de su reinado. El Carlos III que se juzga hoy en virtud de la globalización, el hombre tímido y elegantísimo, casi tan feo como el monarca español, hijo de Isabel II y marido, primero de Diana y ahora de Camila, gozará de muchos privilegios, pero la prensa amarilla que vive de la mierda pura, y perdónenme el desahogo, transmite de él una caricatura que ni respeta la institución ni la persona.

Estos días es noticia porque se enfadó al mancharse de tinta en una firma. Ya hay analistas que auguran el fracaso de su reinado por su talante malcriado y déspota. Ignoro si alguno de nosotros, también los que se ríen de él, resistiría la observación minuciosa de todas sus reacciones en momentos de emociones, luto, estrés y cansancio extremo. Lo inquietante, sin embargo, es que en estos tiempos de crímenes de guerra, penuria y negro futuro, la noticia del día sea la mueca de un rey.

Compartir el artículo

stats