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Jorge Bethencourt

EL RECORTE

Jorge Bethencourt

La in-competencia fiscal

Si en una calle hay tres fruterías la naturaleza del comercio producirá que alguna de ellas baje los precios de lo que vende, aunque sea a costa de acortar su margen de beneficios. Así intentará atraer más clientela. La reacción de las otras, cuando se huelan la tostada, será hacer lo mismo o mejorar la calidad o la presentación de sus mercancías. La competencia tiende a beneficiar a los consumidores.

A los monopolios, esto se la refanfinfla, porque no compiten con nadie: tienen la clientela asegurada. Y el Estado, que es el mayor monopolio, sabe que sus clientes, o sea, “los contribuyentes”, están obligados por las leyes a pagar tasas e impuestos.

Por eso al Gobierno de España le han saltado los plomos cuando Andalucía, ha anunciado que va a eliminar impuestos, como ya hizo Madrid. ¿Que es esto: una rebelión en la granja? ¡Lo que faltaba! Que los reinos de taifas se pongan a bajar impuestos para atraer fortunas y empresas, como si fueran fruterías.

Una milonga. En España no hay dos ciudadanos que paguen los mismos impuestos. Si el Estado Fiscal es el verdadero Estado, o sea la nación y tal, esa es la prueba definitiva de que España no es un solo país ni por el forro de los cajones. Arriba, al Norte, los vascos tienen montado su propio chiringuito. Recaudan todo y le dan al Estado español una pequeña parte; cada año la que les sale de la txapela. Y la brecha fiscal coincide casi exactamente con la económica: las autonomías más ricas suelen tener menor presión fiscal que las más pobres.

El Gobierno de nuestro país, Estado o lo que sea, siempre ha sido jacobino y centralista. Excepto con los vascos y los catalanes porque el abusador del colegio le tiene miedo a los de su tamaño. Permite que exista Andorra, Gibraltar o Madeira sin que se le mueva ni una pestaña y practica la genuflexión financiera a la altura del entresuelo con Cataluña y Euskadi. Pero cuando una comunidad de régimen común se pone a competir bajando la extorsión fiscal, lanzan a los ministros a mandar mensajes de “recentralización” de impuestos. Cuidadito con eso. Con los iphones, las tablets y las cosas de comer no se juega.

Canarias, a mil quinientos kilómetros del Continente Europeo, tendría que haber sido un territorio “offshore” como Suiza, Luxemburgo, Países Bajos, Malta o Irlanda. Una zona libre bancaria. Un Singapur del atlántico. Pero elegimos otra cosa y miren qué bien nos va. Ya tenemos menos de doscientos mil parados y los peores salarios de la eurozona. Un exitazo.

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