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CARTAS AL DIRECTOR

La frustrante revisión del TNP

El Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), cuyos objetivos básicos son lograr el desarme nuclear general, frenar la proliferación de las armas nucleares y promover el uso pacífico de la energía atómica, entró en vigor en 1970. Hoy lo suscriben 190 estados (casi la totalidad de los del planeta) distinguiéndose entre ellos dos categorías: los cinco oficialmente nucleares (NWS, en sus siglas inglesas): China, EEUU, Francia, Reino Unido y Rusia; y los oficialmente no nucleares (NNWS), que son todos los demás. No forman parte del Tratado países claramente nucleares como India, Israel y Pakistán; Corea del Norte, ahora también nuclearizado, se retiró en 2003. En el marco del asimétrico TNP, las obligaciones son de dos tipos: los NWS se comprometen a llegar a un desarme nuclear general y completo, y los NNWS renuncian al desarrollo o a la adquisición de armas nucleares.

Lamentablemente, tras largas semanas de discusión en agosto, los resultados de esta décima revisión del TNP son desalentadores. Para Daryl G. Kimball, gran experto en la materia y director ejecutivo de la Arms Control Association (una institución norteamericana independiente), fue "una oportunidad perdida para reforzar el Tratado… al no haber acordado un plan de acción específico, con calendario y objetivos claros, esencial para abordar los actuales y crecientes peligros de la intensificación de la carrera de armas nucleares y de su eventual uso", irresponsablemente evocado por Putin en el contexto de la ilegal invasión a Ucrania. Kimball achaca los insuficientes logros a los NWS, que "fallan al no aportar propuestas creativas y realistas al respecto y exhibir escasa voluntad política para cumplir con sus obligaciones…, al tiempo que han mostrado [durante las recientes discusiones] una actitud desleal cuando se les recordaba su notoria falta de avances hacia un auténtico desarme nuclear".

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