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Isidoro Sánchez

Recordando a Alejandro de Humboldt

Conocí a Humboldt en la Cuesta de la Villa, mitad de La Orotava y la otra mitad de Santa Úrsula, en el barranco del Pino, donde residía el mencey Bencomo en los años de la prehispanidad. Corría el año de 1959 y el ayuntamiento de La Villa de La Orotava junto con el Cabildo de Tenerife y las bendiciones del consulado de Alemania Federal acordaron construir el Mirador de Humboldt, desde donde se contemplaba de manera excelente el volcán del Teide así como el valle verde de Taoro, desde el mar Atlántico hasta la cumbre. Se celebraba entonces el centenario del fallecimiento de don Alejandro de Humboldt en Berlín (1859-1959). Por entonces también el profesor rumano de la ULL don Alejandro Cioranescu había escrito el libro Humboldt en Tenerife por encargo del Cabildo Insular.

Ese mismo año fui a estudiar a Madrid en la escuela de ingenieros de montes y conocí a don Luis Ceballos, que fue mi catedrático de Botánica y al enterarse de que era de La Orotava me preguntó si había oído hablar de Humboldt y de los pisos de vegetación. A partir de entonces nos hicimos amigos y comencé a admirar al ilustre naturalista prusiano por el papel desempeñado en la descripción de la fitogeografía, es decir, de la geografía de las plantas. Nunca me olvidaré del perfil del valle de Taoro que seguía la cliserie desde el mar Atlántico hasta el pico del Teide. Se me quedaron grabados los pisos de palmeras y dragos en el piso basal, los primeros 750 metros; las fayas y los brezos en el monteverde, alrededor de los 1000 metros; la laurisilva y el mar de nubes hasta el pinar canario, en los 1500 metros; las retamas hasta los 2000 metros y la vegetación de la alta montaña, por encima de las cañadas del Teide hasta alcanzar el Pico a los 3715 metros. Constató que la fisonomía de las plantas es función, del suelo, de la altitud y del clima.

Me entró la afición por todo lo humboldtiano y comencé a animarme para estudiarlo a lo largo de su vida y descubro que el 14 de septiembre de 1769 nació en Berlín (Prusia) el segundo de los hermanos Humboldt, Alejandro. El mayor era Guillermo, su padre falleció muy pronto y su madre parece que no los atendía muy bien. Recibió clases en su casa y estudió en universidades de Prusia y de Sajonia materias como la ingeniería de minas, la botánica, y la geografía. Viajó a París, conoció a su amigo francés, el médico y botánico Aimé Bonpland y vivió la revolución francesa de 1789, así como la revolución industrial en Inglaterra. Se animó a viajar con sus amigos por el mundo europeo y americano. Apostó por viajar a las Regiones equinocciales del Nuevo Continente, entre 1799 y 1804. Conoció en las islas Canarias, La Graciosa y Tenerife, en junio de 1799, y marchó a Venezuela y Cuba, Colombia, Ecuador, Perú, México y Estados Unidos, de donde regresa a Europa en 1804. El conocimiento de Humboldt acerca de los Derechos Humanos le permitió escribir Ensayo político de la isla de Cuba y el Ensayo político de Nueva España. Su visita a tierras americanas por el permiso español le permitió conocer civilizaciones como los incas y los aztecas. Hace estudios de geografías comparadas en plantas y volcanes. El Teide y el Chimborazo le llamó la atención. El drago de Franchy en La Orotava le encantó. A su regreso a Europa vive en París y luego en Berlín, más tarde viaja por Rusia y escribe los tomos de su Cosmos terrenal.

En 1982 viajo con mi familia a las Américas siguiendo la ruta de Humboldt y voy conociendo en Venezuela y Colombia el Orinoco humboldtiano, luego en Cuba, tanto La Habana como Trinidad, y también en México diferentes ciudades relacionadas con Alejandro de Humboldt, especialmente Guanajuato y sus minas de plata. Años más tarde, en 2004 tiene lugar en La Orotava la presentación del Comienzo de un largo viaje, una obra teatral conjunta de Antonia Jaster y Ulises Hernández, con prólogos de los profesores humboldtianos alemanes Ingo Schwarz y Frank Holl. Informaron favorablemente la representación teatral los catedráticos de Botánica y de Historia de la Universidad de La Laguna Wolfredo Wildpret y Manuel Hernández, respectivamente. Sirvió de justificación para crear la Asociación Cultural Humboldt de Canarias (ACH) en 2008, que presidió el profesor Nicolás Glez. Lemus, y llevar a cabo la realización de La Ruta de Humboldt en Tenerife en 2017. Antes, en 2015, conocimos la expedición Garoé a Perú, con participación de los amigos humboldtianos Manuel Méndez e Isidoro Sánchez, y en 2019 vivimos el viaje a Ecuador con el equipo de la ACH de Canarias que presidía el amigo Javier Lima, profesor de Historia y Geografía. Entonces celebramos con las autoridades ecuatorianas los 250 años de su nacimiento y los 220 de su paso por Canarias.

Ya en este año de 2022, el sábado 10 de septiembre, la televisión canaria emitió el documental La Ruta de Humboldt en Tenerife y el miércoles 14 de septiembre celebramos en la sede de la ACH en la Orotava, Casa Lercaro, Bien de Interés Cultural, los 253 años del natalicio de Alejandro de Humboldt, que siempre estará en nuestro recuerdo.

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