eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Maite Fernández Valderas

‘Coaching’ político: funciona si lo deseas realmente

Me gusta decir, en esas reuniones que mantengo con mis futuros clientes y en mis sesiones, que el coaching político, para que funcione, tiene que ser provocado y deseado.

Difícilmente funcionará empujar a un candidato o candidata al abismo de una sesión, o a cuestiones o planteamientos impuestos. Querer rozar tus valores pasa por sentirlos, desearlos y conectar con ellos para conectar con otros; no se enseñan ni se entrenan valores ajenos, solo potenciamos los propios. La toma de conciencia es un proceso voluntario; querer mejorar es un proceso tan consciente como querer ganar una elección.

Muchas personas dudan de lo que puede hacer el coaching político en la vida de un candidato; es natural, y si le añades que el coach sea psicólogo o psicóloga, parece que impone aún más. Habitualmente son procesos que se generan por la confianza que desprende el profesional y la conexión que se produce con el cliente. Es interesante considerar que los procesos son muy diferentes en función de la trayectoria, bagaje y experiencia del coach.

La voluntad de la persona y los deseos para llevarlo a cabo se convierten en el 80% del éxito. Crear esa burbuja de confianza nos llevará a adentrarnos en conversaciones de índole emocional y técnico; con esos regalos que ofrecemos a la persona en función de sus necesidades y objetivos.

La herramienta de la conversación estimula a que se cumplan los propios objetivos marcados por nuestro gestor público, reformularlos o remarcarlos. Analizar la viabilidad y realidad de esos planteamientos y los caminos u hojas de ruta, para lograrlos. Sin un análisis de la realidad, no habrá objetivos reales acordes a la situación actual; sin objetivos marcados con un plan de acción, no habrá estrategia; y sin ellos, no hay victoria. Sin regularidad no hay percepción de confiabilidad y credibilidad, sin confianza no hay adhesiones…

Si la ciudadanía no es capaz de anticiparte, no te votará. Para estar en la mente hay que ser muy constante, y generarles la seguridad de que te anticipan. ¡Y para ello, Marca Personal!

Todos los profesionales del branding o generadores de Marca diseñamos programas de trabajo donde los valores son los que liderarán toda la estrategia; y desde ahí, definimos la acciones que mostrarán ese valor elegido. La suma de las acciones genera esa estrategia de trabajo que desprenden en todo su despliegue público. Este proceso lo vemos en algunos dirigentes; la muestra es cómo los distinguimos o reconocemos en declaraciones o apariciones… Sin embargo, encontramos a otras personas con una imagen y percepción, como me gusta decir, asintomáticas.

Tomar conciencia de tu vida, de tus valores, de tus tiempos, de lo efímero de la política, te hace desmenuzar ese ego que quiere crecer a toda costa; y que es el provocador del distanciamiento de la realidad que, en ocasiones, circula alrededor de ese cargo público.

Esos tiempos que pasas con un profesional ajeno a la endogamia del partido, es liberador; no solo por la distancia emocional ante los problemas, sino porque el desahogo y la libertad de opinión y el contraste, en una atmósfera de altísima confidencialidad, nos permite dudar sin miedo y reconducir decisiones con mayor facilidad.

Uno de los objetivos esenciales en el acompañamiento de la candidatura es reequilibrar los tres ejes esenciales del equilibrio en política: personal, orgánico y de cargo público.

Entrenar escenarios dudosos es otro factor que un directivo o gestor no puede permitirse exponer ante sus equipos. Por ello, el coach se coloca en un plano de soporte y confianza ajeno al equipo endogámico o de campaña. La distancia y provisionalidad de permanencia nos libera a ambos; es una relación cómoda y, como si fuera un yogur, con fecha de caducidad.

Somos generadores de identidad, diferenciación y credibilidad. Empujamos a la persona a establecer metas ambiciosas y realistas, con el soporte necesario para que el paseo sea más cómodo y se sienta fortalecido durante el trayecto.

Somos los que formulamos retos más difíciles porque tampoco sentimos miedo a retar; no perdemos ningún puesto, amamos a nuestros candidatos y exclusivamente apostamos por su éxito; no caemos en intereses partidistas.

Luchamos porque una causa refleje el alma que se esconde detrás de ese cargo o elección; por ello, la persona tiene que querer dejarse aconsejar, avanzar y asumir que nos necesita de alguna manera.

Como Marta Soto en su canción Dirás, «que lo buscabas y que inconscientemente lo encontraste».

En algún momento de la carrera política surgen deseos, unidos a cierta soledad, que te hacen no ser consciente de la necesidad de que te acompañe un coach, pero a la vez hay algo que te lleva a planteártelo… especialmente cuando has llegado a la cima y deseas permanecer en ella.

etikpolitica.es @EtikMaite

Compartir el artículo

stats