El Consejo de Ministros dio luz verde el pasado 23 de agosto al anteproyecto en el que se creará la denominada Agencia Estatal de Salud Pública, que surge como un organismo prioritario del gobierno con la finalidad de buscar y dar respuesta a los retos futuros de salud pública llevando a cabo labores de asesoramiento técnico-científico así como la evaluación de intervenciones que se realicen en el ámbito de la salud. Todo esto nos parece bien ante la descoordinación que existió y existe en la pandemia de la Covid-19 desde su comienzo hasta ahora mismo donde las Comunidades Autónomas despliegan arbitrariamente sus planes de salud mientras el gobierno central tiene y ha tenido los suyos, desde el decreto de confinamiento que ocasionó enfermedades concomitantes por la impericia de los que llevan este asunto, hasta este momento donde el galimatías en torno a las vacunaciones de si se vacunan a los mayores de 80 años con una cuarta dosis integrada por las nuevas variantes, si la Hipra, la vacuna española es eficaz o no, hasta el déficit sangrante de sanitarios desde el comienzo y que continua in crescendo ; desde hospitales que se dedicaron a priorizar los azotes de la pandemia mientras se dejaban de atender otras enfermos, los que muchos se quedaron en el camino.
Por lo que la traducción en la intencionalidad política de la creación de esta Agencia es estar preparados para las crisis sanitarias internacionales, así como el riesgo de enfermedades no trasmisibles como el cáncer o la diabetes, pero dejando de tener en cuenta otras patologías que acechan como el uso de las armas biológicas, accidentes nucleares, además de los nuevos ataques que tendremos en las sociedades desarrolladas tales como es el sedentarismo, sobre todo, en la juventud atada al banco de las redes sociales o a la alimentación con su déficit nutricional y las agresiones ambientales que derivarán en enfermedades de todo tipo, y no en el ámbito de un gobierno concreto sino en el internacional.
Además, lo que se pretende es integrar todos estos posibles ataques en un solo organismo el cual contará con un déficit de información por parte de e los organismos internacionales que en su día adoptaron normas y recomendaciones cuando la pandemia, por lo que si hablamos de salud pública ante los problemas sanitarios que nos esperan, además, de los azotes venideros de las enfermedades infecciosas, ¿que hacemos con el organismo de mas alto rango internacional que existe en el campo de la salud pública que es la OMS? Ignorarla es un grave error cuando los problemas que nos acechan son de ámbito internacional y en este sentido, se está elaborando un Tratado sobre Prevención y preparación de pandemias y aquellas catástrofes que afecten a la salud por lo que a tal efecto se ha constituido un órgano de negociación intergubernamental cuya primera sesión se celebró en marzo y ahora en agosto para debatir los avances en el documento de trabajo, presentando el próximo 2023 un informe de situación a la Asamblea Mundial de la Salud con el objetivo que el instrumento se adopte en 2024.
La Organización Mundial de la Salud está constituida por 194 miembros que incluyen a todos los estados de la ONU que designa delegaciones a la Asamblea Mundial de la Salud , que a su vez elige 34 miembros técnicos distribuidos en el planeta con seis oficinas regionales, para África, para el Mar Mediterráneo, Europa, Asia Oriental el Pacífico Occidental y América. Recogen información que elevan a la Asamblea desde la cual emergen dictados y recomendaciones que se distribuyen por las regiones afectadas por problemas de salud y que están obligadas a comunicar a los gobiernos de las citadas regiones para que pongan en practica las estrategias correspondientes y no las que políticamente se les ocurra o que la incompetencia y desconexión sea la que opere contribuyendo aun mas al desaguisado y descontrol.
Ir por libre con agencias estatales mediatizadas políticamente con una precariedad (9 millones de euros de presupuesto anual) de medios en todos los ámbitos es como apagar el fuego con gasolina. La teoría y las supuestas políticas así de entrada parecen acertadas pero si existe un organismo internacional preparado desde el ámbito de la salud para resolverlos, acudamos a ella tras las delegaciones correspondientes , en este caso la española, que traerá información sobre que hacer correctamente en determinados casos, dejando atrás decretos urgentes, sumisión de autonomías y despilfarro por la incompetencia de organismos infradotados, que no sirven.
Y si vamos hacia la internacionalidad de los conflictos y el sanitario es uno, hagamos caso a quien de esto sabe mas que nadie desde que se fundó el 7 de abril de 1948, cual es la Organización Mundial de la Salud.
