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Francisco Pomares

El que no descarta

El presidente Torres firmó ayer en el Ministerio de Transportes el protocolo para ampliar un 20 por ciento la bonificación ya vigente hoy en Canarias para guaguas y tranvía. Después de firmar el acuerdo acompañado con la ministra de Transportes, Torres aprovechó la habitual rueda de prensa de autobombo (para eso son las ruedas de prensa políticas) para intentar vendernos el impacto que la decisión del Gobierno va a tener para frenar la inflación en las islas. Por supuesto, no se olvidó de recordarnos que la inflación es consecuencia de la guerra en Ucrania, aunque los precios empezaran a dispararse ocho meses antes de iniciarse la guerra, ni tampoco se olvidó de agradecer el enorme esfuerzo que para el Gobierno español significa abonar a partir de ahora un céntimo más por cada cinco que cuesta usar el transporte público de las islas.

Torres parecía ayer empeñado en colocarnos la idea de que el Gobierno de España no puede asumir la totalidad de la ayuda al transporte público que decretó Sánchez para los trenes de cercanías, pero que nos van a compensar con la mitad. Y que si en Península se financia un cien por cien, aquí se va a financiar un 50 por ciento. No sé qué diablos pasa últimamente con nuestros políticos, que cada vez les importa menos mentir: la bonificación para guaguas en toda España es del 30 por ciento, y además allí cuentan con un cien por cien de bonificación en los trenes de cercanías. Lo que hace el Gobierno Sánchez es aumentar en Canarias ese treinta por ciento un veinte más, para que así parezca que se nos compensa la decisión de subvencionar la totalidad del transporte ferroviario de cercanías, que es el más usado por los habitantes de las grandes ciudades para acudir a sus trabajos.

Como resulta que en Canarias no hay trenes (aunque sí hemos tenido oficinas públicas a cuenta de los posibles trenes que podríamos llegar a tener alguna vez), los partidos canarios –menos el PSOE– plantearon con diversas intensidades que se igualara la subvención a las guaguas a la aplicada en principio a los trenes. La petición fue rechazada de plano, pero el enfado de los propios socios del Gobierno fue tan fuerte, que se decidió el paripé este del 20 por ciento, que además –por si alguien no lo sabe– solo dura hasta fin de este año.

Y hete ahí el nuevo descaro: Torres nos dice en la rueda de prensa que el Gobierno Sánchez no descarta mantener la bonificación después del 31 de diciembre. «No descarta», dice. El diccionario establece dos acepciones para el verbo «descartar». Una es la de «rechazar o no tener en cuenta una posibilidad o circunstancia», y la otra –quizá más propia de este juego de tahúres en que se está convirtiendo la política– «dejar [un jugador] las cartas de la mano que no son buenas para el juego, sustituyéndolas por otras». No tengo yo del todo claro si Torres esgrime su descarte porque la mano esta que le ha tocado jugar, obedeciendo sin chistar lo que le dice Madrid, no le convence. Pero decir que un Gobierno «no descarta» una decisión, una prórroga o un baile folclórico, aunque suene a que implica algo, realmente no significa nada. Estoy seguro de que Torres no descarta tampoco muchas otras decisiones que podría adoptar el Gobierno Sánchez: subir algún día las pensiones no contributivas que cobran miles de mujeres de las islas; que Canarias deje de estar por debajo de la media de inversiones territorializadas de los Presupuestos Generales, tal y como establece el REF; que algún día llegue por fin el dinero de la sentencia de carreteras; que el resto de las regiones españolas acojan proporcionalmente a los menores inmigrantes…

Yo no descarto que me toque la Lotería alguna vez. Pero eso no significa que vaya a ocurrir, o que por no descartarlo haya más posibilidades de que ocurra. Por mucho que Torres no descarte que el Gobierno Sánchez prorrogue después de diciembre su paupérrimo aumento del 20 por ciento, el trato injusto e insolidario con los canarios que él defendió ayer servilmente en el Ministerio parece una vergüenza. Y yo no descarto que efectivamente lo sea.

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