Se estima que para el año 2050 el porcentaje de personas mayores de 60 años se duplicará, lográndose este aumento demográfico gracias a unos fármacos que se encuentran en fase avanzada de investigación y producción a los que se les conoce con el nombre de senolíticos. O sea, que se podrá llegar, como pretende el personaje de Oscar Wilde, Dorian Grey, a acercarse a la eterna juventud; lo mismo que el Fausto de Goethe que accede al trato de Mefistófeles vendiéndole su alma a cambio de una juventud inacabada. Pero si la ciencia nos abre el espacio para prolongar la vida, parece claro que a la vez nos traerá problemas de tamaña envergadura no solo políticos sino existenciales.
Existe por parte de científicos, concretamente el biólogo Andrew Steele, en su último libro, Eternos ( la nueva ciencia para cumplir años sin envejecer), que abunda en esta problemática insistiendo en que es posible que en poco tiempo se alargará la vida mas allá de los 100 años debido a los senolíticos ya que la función que desarrollan es fomentar la eliminación de aquellas células que son responsables del envejecimiento y que degradan la función de los tejidos.
Por otra parte, se hizo el pasado año un estudio por una universidad catalana y por medio de su profesor, Salvador Macip, donde llega a demostrar que tenemos un fármaco basado en un «anticuerpo que puede aplicarse a los humanos para frenar la senescencia celular». De la misma manera que en una universidad neoyorkina un equipo de investigación liderada por la inmunóloga española Corina Amor presentó una revolucionaria tesis doctoral en la que plantea una terapia experimental para eliminar las células responsables del envejecimiento y del cáncer.
Ante esta perspectiva halagüeña para la humanidad se plantearan a la vez no tan gratificantes problemas, ya que a los gobiernos del mundo se les echará encima una carga con la cual no cuentan. Por ejemplo y ciñéndonos a la política española, en estos momentos se está debatiendo si para los nueve millones de pensionistas habrá cobertura suficiente o por el contrario habrá que recortar dichas prestaciones. De producirse esta situación podrá ser más o menos soportable, pero si lo que la ciencia presagia se hace realidad, en España el numero de pensionistas, en el mejor de los casos, llegará a triplicarse llegándose a los 27 millones, lo cual será una sociedad inviable ya que nos encontraríamos con mas jubilados que personas en activo por mucho robot que pongamos en uso.
Además, en el mundo y concretamente en África se produce una media cada día de 1.531 fallecimientos, donde la esperanza de vida es de 56 años y la mortalidad infantil es escalofriante ya que cada hora mueren 500 niños menores de 5 años. Si la esperanza de vida se triplica y la mortalidad infantil mengua y con la escasez de alimentos que vendrá a nivel mundial, ¿como solucionar esta alta demografía imprevista que va a poner a los gobiernos en un brete de órdago? Es una pregunta para la reflexión y que tendrán que hacérsela aquellos que tienen la máxima responsabilidad de poder y gobierno.
Esperemos que no sea con soluciones y confrontaciones bélicas como las dos guerras mundiales en las que murieron 130 millones de personas; o con la falsa campaña que se hizo en África con la vacunación del sida cuando en algunos lugares en vez de vacunar se inoculaba el virus para que se padeciera el VIH; que dicho sea de paso y según dijeron en 1986 tres prestigiosos científicos, entre ellos el doctor estadounidense Robert Strecker, el virus fue creado en un laboratorio por científicos estadounidenses fomentando su expansión, por lo que a nadie se le escapa que su fundamento fuera la eliminación de seres humanos.
Así que estamos en un futuro más o menos lejano en el que se podrá conseguir la eterna juventud ensalzada por literatos y soñadores, con lo que también se abrirán las puertas a escenarios no tan halagadores y prometedores. Todo es posible.
