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SANGRE DE DRAGO

«Estar al otro lado»

Tuve la fortuna -mejor: he recibido la providencia- de asistir al proceso selectivo para trabajar en una entidad social de una persona que estuvo al otro lado, en el lugar de la persona vulnerable y necesitada de ayuda. Lo dijo así, con transparencia y valentía. Quien estuvo en la calle tiene una evaluación peculiar del valor que tiene una casa, un hogar.

Pero los lados de la realidad no son tan distantes. Hoy podemos estar en el lado del alumno y mañana sentarnos en la mesa del profesor. Y en ambos lados se aprende. En ambos lados se enseña. Participamos en un proceso de enseñanza-aprendizaje. Como todos participamos en la mesa de la vida seamos camareros o comensales. En cualesquiera de los lados que estemos todos estamos en la misma mesa.

Por eso en Cáritas nos gusta hablar de “participantes”. Porque en los procesos de intervención social y en la labor caritativa todos participamos en los procesos estemos en el lado que estemos. Por eso hoy quisiera invitarles/nos a mirar el lugar real en el que cada uno está situado. Porque ese lugar no es permanente y es tan vulnerable como la vida misma. Y también a ser agradecidos por aquellos que nos han ayudado a estar donde estamos.

Pero más allá de esta lectura de estas lateralidades, lo que está en el trasfondo de la reflexión es el reconocimiento sano de que la existencia nos sitúa en diferentes lugares. El matrimonio, por ejemplo, no es la luna de miel. Esta es una etapa, hermosa, del matrimonio, pero la realidad es progresiva, evoluciona o involuciona, y nos sitúa en momentos diferentes. Hay un texto de San Pablo escrito a los cristianos de Filipo que dice así: «Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad; en todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad».

Este texto me venía a la mente al escuchar las razones del candidato a trabajar en Cáritas. Y, no sé si coincidirán conmigo, considero que quienes han visto el fondo de la cueva y han soportado el miedo a lo desconocido, tienen unas herramientas distintas que quienes han nacido y vivido entre sábanas limpias y planchadas. La vida es la escuela más fuerte y con mejores profesores. Y la graduación se realiza entre luces y sombras, entre gozos y penas.

Un día te aplauden y aclaman. Otro, denigran tu acción porque cometiste un error o porque se cansaron de ti. Un día eres lo más, el Messi de tu actividad, y otro gritan que te jubiles y dejes paso a sangre joven con mejores agilidades y mayor capacidad goleadora. Un día eres y otro dejas de ser. Un día eres el jefe de la empresa y otro un jubilado que vive de su pensión a quien le recuerdan que esta sale de cotizaciones ajenas. Muchos momentos y muchos lados.

A pequeña escala es la gramática de los mundos que con tanta normalidad reconocemos en los discursos. Nosotros, habitantes del primer mundo civilizado y enriquecido, que podemos mirar por encima del hombro a aquellos otros mundos en vía de desarrollo o en la tercera zona de los mundos. Lados, zonas, mundos, etc.

«Porque estuve en el otro lado, me hace ilusionar trabajar con ustedes intentando experimentar ahora estar al otro lado de la acción de Cáritas».

¡Cómo nos enseña la vida!

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