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La lucha de Anne Sullivan y Helen Keller contra la discapacidad

Una de las debilidades que los médicos tenemos cuando hacemos investigación, por ejemplo, la tesis doctoral, es la que obliga a recurrir de favor a un colega que nos haga el análisis estadístico de los resultados, al menos era así en la época que hice la tesis. El pasado martes la Real Academia de Medicina de Canarias recibió como académico correspondiente honorífico al profesor Luis Prieto Valiente, que impartió una conferencia sobre «Medicina basada en la evidencia en tiempos de emergencia sanitaria». Luis Prieto fue jefe del Servicio de Bioestadística del Hospital Universitario de Canarias hasta que marchó a Madrid como catedrático de Bioestadística Médica y Metodología de la Investigación de la Universidad Complutense, ejerciendo actualmente su labor en la Universidad Católica de Murcia.

Enfrascado en su conferencia, de pronto Luis Prieto nos habla de su proyecto «Anne Sullivan», un puente necesario entre los médicos y biólogos y el análisis estadístico que la comunidad científica obliga a utilizar para que en los trabajos de investigación sus resultados sean bien diseñados y analizados por la Bioestadística, una disciplina que actualmente conviene que sea conocida y utilizada por todos los médicos.

¿Y quién es Anne Sullivan? ¿Una médica? ¿Una bióloga? No. Es una maestra estadounidense nacida el 4 de abril de 1866 en el seno de una familia pobre de Feeding Hills, Massachusetts. Sus padres habían llegado desde Irlanda huyendo de la Gran hambruna. Su madre, enferma de tuberculosis, fallece cuando Anne tenía ocho años. Con tal motivo, sus dos hermanos, María y Jimmie, son entregados a unos parientes, mientras Anne se queda en casa al cuidado de su padre.

Como dichos parientes se vieron imposibilitados para cuidar a los niños, estos fueron ingresados en el asilo de niños pobres del condado en Tewksbury, Massachusetts, donde a los pocos meses fallece Jimmie por tuberculosis de cadera. Anne no podía atender a su padre porque era incapaz de escribir, leer o coser tras contraer a los cinco años el tracoma, una infección ocular, principal causa de ceguera infecciosa del mundo, lo que limitó seriamente su visión. Cuando un ciego del asilo donde vivía le habló de escuelas para invidentes, pidió que la dejaran acudir a la de Perkins para Ciegos de Boston. Tras sufrir diversas intervenciones quirúrgicas, su vista mejora y se convierte en una estudiante ejemplar.

Para ayudar a otras niñas y niños ciegos, Anne aprende el alfabeto manual y trabaja con Laura Bridgman, una mujer ciega y sorda de la escuela, hecho reconocido mundialmente como de gran avance para la integración de las personas sordas y ciegas.

Anne Sullivan se traslada a Tuscumbia, Alabama, y conoce a una nueva alumna, Helen Keller, sordo-ciega y muda desde los 19 meses de edad, incapaz de comunicarse con nadie, a la que enseña a leer, escribir y hablar, gracias a lo que Helen comienza a entender su entorno. Anne hacía que Helen tocara las cosas y deletreaba lo que era el objeto en la mano de Helen, que aprende a leer. Para enseñarla a escribir, Anne le consigue un tablero especialmente diseñado para formar letras. Anne ponía la mano de Helen en su garganta para que sintiera las vibraciones creadas al pasar los sonidos por su garganta, de tal forma que Helen reprodujera esas mismas vibraciones.

Pero el discurso de Hellen seguía siendo confuso, así que no fue hasta años después que, con la ayuda de un profesor de voz y el apoyo de Anne, logra hablar claramente, y en la Universidad Radcliffe es la primera sorda-ciega que consigue una titulación universitaria, publicando su primer libro en 1902, «La historia de mi vida», redactado por John Albert Macy, que se casa con Anne Sullivan, una relación que no siendo duradera, nunca se rompe formalmente, por lo que legalmente perdura hasta la muerte de él en 1932. Buscando el interés económico, Sullivan y Keller viajan a Hollywood para filmar una película basada en sus vidas, «La liberación», que consigue un estrepitoso fracaso.

El 20 de octubre de 1936, con 70 años, Anne fallece en Forest Hills, Nueva York, con Helen a su lado, que vive muchos años más, hasta 1968, siendo sus cenizas depositadas en la Catedral Nacional de Washington junto a las de Anne Sullivan.

En 1959 se estrena la obra de teatro «El milagro de Ana Sullivan», que dos años después se adapta a una película del mismo título, ganadora de dos Óscar, basadas ambas en la historia de Helen Keller, mientras Anne Sullivan recibe el reconocimiento póstumo por sus habilidades como profesora, y en 1993 la escritora Nella Braddy publica la biografía «Anne Sullivan Macy: La historia detrás de Helen Keller». Todo un ejemplo de superación ante la discapacidad.

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