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Pedro Alfonso Martín

Las consecuencias del covid

El covid ha tenido un impacto terrorífico en las personas. El tsunami económico posterior ha derivado en una mezcla explosiva, aliñado con la inflación y la desestabilización económica de la guerra entre Rusia y Ucrania.

Algunos países, como Alemania, simplemente ha apretado el botón del pánico y ha puesto en marcha un plan de austeridad. Sin discusiones, sin dogmas. Con un objetivo claro: La estabilidad del país es la estabilidad de sus familias y de sus empresas.

Ni más ni menos.

Alemania es la referencia de la prima de riesgo, y los incrementos de los tipos de interés se basan en la comparación con la economía de Alemania. Cuanto más nos alejemos, independientemente de nuestros propios errores, más cara será la prima de riesgo, tanto para el Estado como para las empresas o las familias.

Con un IPC de 7,6% en junio, el otoño germano se presenta con unos augurios bastante oscuros. Se encarecerá el gas y se acabará el consumo emocional postpandémico.

Sin las incertidumbres de estas latitudes, tanto de deuda como de déficit, han puesto en marcha un plan de austeridad para 2012, sin que ningún organismo internacional se lo condicione para inyectarle fondos adicionales.

Se trata de que la eficiencia y la productividad los saquen del fondo del pozo.

Mientras tanto en nuestro país seguimos creciendo (poco) con cargo al exceso de consumo público interno y por extensión, del déficit público (mucho).

¿El objetivo presupuestario? Pagar el agujero generado por el covid. Covid que ascendió a 140.000 millones de euros hasta situarlo en torno a los 17.000 millones.

No todos los alemanes están de acuerdo con las medidas, pero saben que no queda otra opción para mantener su renta per cápita y su estado del bienestar.

Permítanme una cita del libro: ‘España año cero, una salida para la crisis’ «La conclusión a que llegan los autores de este estudio es que la economía española tiene mucho más potencial de crecimiento y de generación de empleo de lo que habitualmente se dice. Pero que no es probable una recuperación a corto plazo dado que los problemas que padece la economía española no son tanto coyunturales como estructurales».

Curiosamente, el libro se publicó en 1982.

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