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Alfonso González Jerez

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Alfonso González Jerez

La selva pleitista

Yo nací (respetame) en la selva pleitista. En esa época de su último esplendor, en los años setenta y ochenta, ser pleitista era una caricatura de ser patriota, la caricatura de una caricatura por tanto, la falsa conciencia de un imaginario creado por las élites empresariales y agroexportador as de Tenerife y Gran Canaria, metabolizado como ideología popular lo que solo era una estrategia de competición económica de los privilegiados. Por supuesto el pleitista siempre era el otro. La comezón pleitista estaba más extendida en Tenerife porque Gran Canaria había conseguido la división provincial, y a la oligarquía tinerfeña -que tuvo varias figuras prominentes, pero ninguna comparable a León y Castillo- esa herida se le antojaba incurable.

Entonces, como hoy, el pleitismo era un pecado de lesa patria. La consolidación de un régimen autonómico -tan despreciado por algunos nacionalistas hard- ha tenido, entre otros efectos beneficiosos, una disolución casi definitiva del pleitismo como estratagema política y legitimación partidista. El divisionismo no solo es estúpido, sino también un mal negocio para los intereses generales del país. El pleitismo -incluso cuando se reduce a un ardid retórico- es un mamarrachismo. Y, sin embargo, en esta penosa y algo patética disputa sobre la decisión de designar a Las Palmas de Gran Canaria como una de las sedes de reuniones y debates vinculadas a la presidencia española de la UE en 2023 ni es, no conviene que se tome como una fiebre pleitista, y uno cree, tal vez equivocadamente, que las burlas y denuestos que se cruzan entre las dos orillas están más relacionadas con una proyección resacosa del derbi entre el CD Tenerife y la UD Las Palmas que con otra cosa más relevante; algo que, por cierto, demuestra la potencia infecciosa del fútbol de competición y de sus voceros.

La irritación del alcalde santacruceño, José Manuel Bermúdez, es comprensible. No se trata de ringorrangos protocolarios: una reunión de esa naturaleza significa proyección pública, contactos, ingresos económicos. El presidente Ángel Víctor Torres ha reaccionado rápidamente y ha asegurado que la capital tinerfeña será la sede de una reunión de las Regiones Ultraperiféricas con la Presidencia de la UE. Sinceramente creo que estamos ante un problema de diseño institucional solo parcialmente subsanable. La cocapitalidad consagrada en el Estatuto de Autonomía no puede cumplirse fácticamente en toda circunstancia. Habría que buscar nuevos formatos o redefinir los antiguos. Quizás no sería mala idea que los alcaldes de ambas capitales recibieran en Las Palmas de Gran Canaria y en Santa Cruz de Tenerife a los convocados. Y que ambos mandatarios, en fin, participaron en las reuniones que se programen, uno junto al otros, en las dos ciudades. Capitales ambas de una única comunidad, fortaleciendo la unidad institucional y proyectando la imagen de un país maduro, cohesionado e inteligente.

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