Oswald Spengler, filósofo e historiador alemán en sus dos libros, La decadencia de occidente postula que toda cultura es un superorganismo con una esperanza de vida limitada y un ciclo predecible que circunscribe alrededor del año 2000 que seria cuando la Civilización Occidental entraría en un estado de pre-extinción, lo que influyó mas tarde en otros historiadores especialmente en el británico Arnold Toynbee que remarca que las civilizaciones son el resultado a la respuesta positiva de un grupo humano a los desafíos que sufre, de manera que la civilización crece; pero decae cuando la impotencia es manifiesta para superar los retos del momento poniéndonos al descubierto las caídas , las hecatombes producidas por la confrontación entre países basados en la acaparación económica , en el afán de recuperar o asumir territorios así como el guerrero deseo de implantar una ideología dominante en un nuevo Orden Mundial que terminó en desorden, millones de muertos, hambre y desolación.
Entre los años 1919 y 1939 los elementos que movieron el mundo fue la crisis socioeconómica, política e ideológica que afectó a Europa y EEUU con una quiebra de valores que acabaría concretándose en la Primera Guerra Mundial, con el caos económico y el surgimiento de los regimenes totalitarios que terminó en el ámbito de esa época con la Revolución rusa y el Crac del 29 donde las democracias occidentales se vieron inevitablemente deslizadas hacia la Segunda Guerra Mundial que tras la derrota del fascismo en 1945 se consolidan hasta llegar al alumbramiento de la Guerra Fría con sus diferentes etapas donde la proliferación del armamento nuclear hizo que los temores a una guerra fueran compartidos atenazando a los gobiernos para que no pensaran volver a las andadas del pasado.
Pero analizando los acontecimientos políticos de cruda y vigencia realidad comprobamos que estamos en la repetición de la historia, o como diría Nietzsche en “el eterno retorno”.Rusia uno de los países mas poderosos de la tierra con un gobierno despótico-autocrático con ínfulas imperialistas pretende acaparar territorios y no descansar hasta lograr la nueva Rusia Imperial del siglo XXI.
Ante esta amenaza Occidente se rearma y ya en la Cumbre de Madrid se comprueba como se da salida al negocio armamentístico para luchar en contra de todos los poderes tanto el de la guerra como el económico propiciado por Rusia que somete a Occidente a un desajuste en la cartera de servicios con un deterioro en el Estado del Bienestar y de millones de personas atrapados en la miseria e indigencia y basados en la justificación de hechos consumados por la guerra de Ucrania, donde las materias primas para relanzar la producción occidental están recortadas y encarecidas.
Sobre este problema se ha dicho por parte de economistas de prestigio que ante el descalabro económico con una inflación galopante habrá que consumir menos y adaptarse a las nuevas circunstancias sin tener en cuenta que esta pérdida en el consumo acarreará que las empresas no vendan sus productos lo que ocasionará la salida de obreros de esas fabricas por lo que ante este stock que se traduce en una superproducción encubierta pudiera ocasionar lo que Marx predijo en su tiempo que seria el inicio del derrumbe del capitalismo.
Pero a parte de todo esto, como fue en 1914 y en 1938 ,las amenazas toman protagonismo, las alianzas se refuerzan destacando quien es el amigo y quien el enemigo llegando en esta situación a que tanto uno como el otro saque mas pecho exhibiendo su poderío y lo único que faltaría es que aquellos que tienen el botón nuclear en su despacho les de por jugar a la guerra lo que daría lugar a un enfrentamiento nuclear de crueles e innumerables consecuencias donde Rusia, según Spengler tendría un papel destructor similar al de los pueblos germánicos en la crisis y caída del Imperio Romano; de manera que siguiendo sus presagios históricos en 1923 y trayéndolos a la realidad el ejecutor de la caída de Occidente, iniciando el camino hacia la guerra seria Vladimir Putin.
