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con la historia

Fútbol por la independencia

Hoy se conmemora el 60º aniversario de la independencia de Argelia, después de haber sido colonia francesa desde 1830. El proceso de emancipación del país norteafricano es uno de los más traumáticos de la descolonización europea. París siempre se negó a aceptar la separación y esto derivó en una espiral de violencia que empezó en 1954 con la creación del Frente de Liberación Nacional argelino (FLN). Su lucha armada fue respondida con mayor represión por parte de la metrópoli y aquello derivó en una auténtica guerra enquistada que duró años. En 1958, ese enfrentamiento incorporó a unos actores inesperados que en vez de armas llevaban botas de fútbol.

El primer ministro de Vietnam y futbolistas argelinos en 1959. | | NGUYEN DUC MINCH

El 14 de abril, nueve jugadores argelinos que militaban en equipos de la primera división francesa abandonaron sus clubs para volar a Túnez, donde estaba operando el gobierno provisional argelino formado por los independentistas. Desde allí anunciaron que se constituían como selección del Frente de Liberación Nacional. Entre los jugadores había estrellas del momento, como Rachid Mekloufi y Abdelaziz Ben Tifour, que incluso llegó a ser internacional con Francia.

Simpatía comunista

Lo cierto es que, de entrada, los políticos argelinos recibieron con escepticismo la iniciativa que había surgido de los propios deportistas. Dudaban del compromiso real de los futbolistas y que fueran capaces de renunciar a su cómoda vida en la metrópoli. Muy pronto vieron que se equivocaban. Y eso que los países occidentales les hicieron el vacío, pero eran tiempos de Guerra Fría y desde el bloque comunista esa iniciativa fue recibida con simpatía.

El combinado del FLN empezó con una gira por el norte de África, celebrando partidos amistosos con los combinados nacionales de Libia, Marruecos y Túnez (excolonia francesa, también). Luego jugaron contra Irak, Jordania y países europeos de la órbita soviética como Bulgaria, Rumanía, Checoslovaquia, Yugoslavia y la propia URSS. Incluso viajaron a Asia para disputar enfrentamientos con Vietnam del Norte y la República Popular China. En total disputaron 91 encuentros, de los que ganaron 65 y empataron 13, que también fue el número de derrotas sufridas.

En Argelia sus futbolistas eran considerados auténticos embajadores y los jugadores, conscientes de su papel, se negaban a empezar un partido si no se izaba la bandera argelina y sonaba el himno nacional antes del silbato del árbitro. Eran la selección de Argelia aunque no lo reconociera ningún estamento internacional.

Mientras, en su país, la situación era tan complicada que solo existía la opción de negociar el fin de la ocupación francesa. Las conversaciones de paz se alargaron hasta 1962. El 18 de marzo ambos bandos firmaron los Acuerdos de Evián, que establecían un alto el fuego inmediato, la amnistía de los presos políticos y la organización de un referéndum de autodeterminación. La consulta se celebró en julio y el sí ganó por una mayoría abrumadora. Por fin se acababa con una guerra de ocho años de la que aún no se conocen todos los detalles, aunque se calcula que murieron más de 25.000 soldados franceses y otros 65.000 resultaron heridos. Además habrían fallecido 3.000 civiles franceses. En cambio, los datos sobre la población autóctona son mucho más imprecisos y las cifras oscilan entre las 250.000 y 400.000 personas muertas. La guerra fue un impacto emocional y político para la sociedad francesa y el episodio todavía genera debates y polémicas en el Hexágono.

En cuanto a Argelia, en octubre de 1962 fue admitida en la ONU como miembro de pleno derecho y empezó a funcionar como cualquier otro país. Y claro, no se olvidó del fútbol. La federación argelina ingresó en la FIFA en enero de 1963 y ese mismo mes la selección debutó oficialmente contra Bulgaria en un partido disputado en el estadio El Anasser de Argelia. La celebración fue completa porque venció 2 a 1. Entre los integrantes del combinado local había la mayoría del equipo formado en 1958 y al saltar al césped los jugadores fueron aclamados como auténticos héroes por un público que sabía perfectamente que el deporte tiene mucho que ver con la política.

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