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Alfonso González Jerez

Retiro lo escrito

Alfonso González Jerez

Principio de negación

Rodríguez Zapatero siempre va un paso más adelantado hacia el precipicio. Con Rodríguez Zapatero llegaron muchas cosas a la izquierda más o menos socialdemócrata española, pero principalmente dos: la política de las emociones y la resurrección de la ideología como un after shave después de tomar el poder. Ambas alimentaron gustosamente la polarización política del país. La artera bobaliconería zapaterista nos debió haber preparado para lo que venía. ¿Qué pensar de un presidente del Gobierno que visita a la víctima de un atentado terrorista y le suelta con su indescriptible sonrisa: «Te voy a regalar la paz»?

El expresidente estuvo mitineando por Andalucía y en un momento de entusiasmo retórico lo espetó: él se sentía orgulloso de todos los presidentes socialistas que había tenido la comunidad autónoma. Los citó a todos pero el énfasis estaba dirigido, obviamente, a Manuel Chaves y a José Antonio Griñán. Ambos esperan que el Tribunal Supremo practique la revisión de sus respectivas condenas judiciales. No, no están esperando que la justicia establezca que son culpables o inocentes de los delitos que se les imputan, sino que el Supremo revise (o no) sus condenas por comportamientos ligados a una formidable trama de corrupción clientelar articulada por responsables políticos de la Junta andaluza. Un mínimo decoro, una prudencia elemental cierta decencia sumarísima debería impedir una actitud tan repulsiva como la que ha mantenido Rodríguez Zapatero, y que ha sido mimetizada en las últimas horas por varios compinches, sin excluir al candidato socialista Juan Espada, cuya esposa también ha sido investigada judicialmente por lo que se supone un trato de favor dispensada al contratarla –por decirlo suavemente– como administrativa en la Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo. Si quieren ver el interrogatorio a la señora pueden disfrutarlo en youtube. No se lo pierdan.

Es comprensible que Rodríguez Zapatero –y muchos socialistas– lamenten la situación personal de Chaves y Griñán y que les trasmitan esa comprensión y apoyo en privado. Lamento lo que te ocurre, compañero, y aquí me tienes si puedo hacer algo por ti. Pero eso es muy distinto de mostrarse políticamente orgulloso de ambos líderes. Se trata simplemente de aplicar con fiereza el principio de negación de la realidad. Como no es posible admitirla tal cual es pues se opta por arrollarla. Pero esta retórica política no solo es indigna del espacio público democrático, sino que erosiona la legitimidad de la propia democracia. Rodríguez Zapatero y quienes le emulan en estas últimas horas de campaña están alimentando la desconfianza cada vez más extendida hacia el sistema democrático, que es una de las fuentes de las que bebe, precisamente, el crecimiento de Vox. Porque los ciudadanos lo que perciben es la cínica incapacidad de reconocer errores, torpezas y vilezas durante más de 35 años ininterrumpidos de gestión. Lo que perciben es desprecio hacia su inteligencia y sus convicciones morales. Ni los más afortunados pueden presumir de estar orgullosos de todos los miembros de su familia. Y mucho menos los miembros de la familia del PSOE andaluz.

Si el PSOE-A hubiera desarrollado un proceso interno de reflexión política, de depuración de responsabilidades, de cambio en la metodología de la selección de sus candidatos, hubiera podido enfrentarse a las elecciones de mañana con alguna posibilidad de victoria. Hemos entendido el mensaje y tenemos un paquete de medidas políticas, normativas y reglamentarias para desterrar la corrupción. No hicieron nada de eso, por supuesto. Y lo pagarán caro. Los socialistas y todas las izquierdas habidas y por haber en Andalucía.

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