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¿Papas en el camino de los tomates?

El pasado lunes, 13 de junio, asistí a una asamblea de agricultores de papas en la zona de Benijos y lamento no poder escribir unas líneas de ánimo que siembren optimismo para los hombres y mujeres que miran para el campo. Son personas que hacen surcos, que barren los cenizos, las zarzas y que contribuyen con su trabajo a un territorio social y ambientalmente más equilibrado que es el caso de las papas, que podemos autoabastecer e incluso exportar.

Lamento no poder decir que hemos tocado fondo y que el futuro para nuestros jóvenes está garantizado en un mundo rural con más equilibrios salariales y sociales, generando miles de puestos de trabajo en el campo y una naturaleza más cuidada. Eso conlleva una mayor estabilidad en el plano social entre los que trabajan en el campo y los que lo hacen en la ciudad, que, por otra parte, contribuyen a un mayor equilibrio no solo social sino ambiental.

Hay que señalar que es un peligro cómo están las zonas pobladas de nuestros pueblos, rodeadas de matorrales de todo tipo y cargadas de lo que llaman los ingenieros «combustible», que, sin embargo, para los ganaderos y campesinos tienen otros valores y usos.

La asamblea fue básicamente por los precios de las papas para los agricultores. La demanda ha bajado y los agricultores que arrancan las papas en junio y los que las comercializan no pagan los costes de producción. Nos plantearon numerosos agricultores que ni tan siquiera les pagan las papas a 0,45 €/kg cuando de todos es conocido cómo ha subido el coste de la semilla, los abonos y los combustibles.

Por otra parte, estamos importando papas de terceros países como Egipto, Israel e Inglaterra. Esas importaciones ignoran a los agricultores locales e incluso hay un «supuesto fraude» con papas cavadas en septiembre en Inglaterra que superan el frío y se constituyen como papas dumping. Además, parte de las grandes superficies que tenemos apenas miran para nuestro campo. Todos tenemos la obligación de leer la procedencia de lo que compramos.

Ahora las papas no las pagan ni a 0,40 €/kg cuando los costes de producción superan los 0,70 €/kg. Y es lamentable que los responsables del Cabildo y del Gobierno de Canarias no estuvieran presentes en dicha asamblea. Aquí hay cámaras frigoríficas vacías, incluidas las que tiene el Cabildo en Benijos, en las que podemos depositar las papas ahora, ya que en julio ya no tenemos cosechas hasta el próximo invierno y los agricultores puedan cubrir costes de producción el próximo otoño. Algunas grandes superficies son solidarias con el campo canario, pero la mayoría ignora a nuestros agricultores y al medioambiente.

Queridos agricultores, tenemos que parar esta situación. Las papas son un alimento básico en esta tierra y la producción local genera estabilidad en muchos pueblos de Canarias. Está en nuestras manos que el llamado «relevo generacional» sea de verdad y para ello hay que garantizar unas rentas mínimas a los campesinos.

«Cuatro kilos de papas valen mucho más que un litro de gasolina», se escuchó el otro día. La comida, el medioambiente y la estabilidad social en nuestros pueblos requiere de un campo social y ambientalmente reconocido. Valga como referencia que la asamblea que hicimos en Benijos con más de 30 jóvenes no la podemos hacer en todo el noroeste de Tenerife, de San Juan de la Rambla a El Palmar, pero tampoco en La Palma o en Fasnia o San Miguel porque no tenemos jóvenes mirando para el campo.

Entre Benijos y tierras de Mesa queda todavía un oasis que se puede secar si este año no cambiamos y le aseguramos a los campesinos que pueden obtener, como mínimo, los costes de producción. Además, las grandes superficies deben entender que nuestro campo y nuestros campesinos tienen derechos y que todos tenemos obligaciones. Y que los ganaderos y los agricultores se merecen un respeto, tanto en el plano ambiental como social.

Hay que luchar contra situaciones como que el queso de la cooperativa de Benijos no esté en una cadena de alimentos de un supermercado porque lo quieren vender como marca blanca. Eso indica que estamos haciendo las cosas mal y tolerando aspectos poco coherentes de una sociedad democrática.

Queridos agricultores, no vamos a permitir que las papas que llevan en Canarias 500 años terminen como los tomates, siendo historia del ayer. Tenemos que organizarnos para que las cosas cambien y eso debe empezar por los responsables políticos del Cabildo y del Gobierno de Canarias, que tienen que mojarse para garantizar a los agricultores los costes de producción.

El Cabildo tiene que reactivar la Mesa Insular de la Papa de forma inmediata para planificar, junto al sector -intermediarios, distribuidores y agricultores-, las futuras cosechas y asegurar un precio digno para comercializarlas. Es la forma de garantizar el futuro de un sector que es básico en nuestra tierra.

Termino esta reflexión con un mensaje para los jóvenes como Otilia y Miriam y el resto de compañeros que estuvieron en la asamblea. El pasado lunes tenían las papas vendidas a 0,40 euros/kg, pero pueden contar con nosotros para luchar para que les paguen lo que es debido. Ese es nuestro compromiso social y ambiental. No podemos dejar que muera el sector primario y que no haya futuro para nuestra tierra ni nuestros jóvenes. Debemos luchar por tener otro campo y otra sociedad, que sea más solidaria con nuestros agricultores, y que garantice la continuidad de las papas en nuestra tierra.

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