¡Cuánta tergiversación emana de los falsos sectores ecologistas en Canarias!
Discuten más de las modas y el oportunismo que de la realidad del desarrollo sostenible de las Islas.
Ahora les ha dado por abanderar, nuevamente, la limitación de plazas hoteleras argumentando que la única forma de garantizar un «mejor medioambiente» en Canarias para imprimir la calidad y excelencia se lograría reduciendo carga de volumen turístico, argumentando que son lujo de ricos.
En primer lugar, nadie construye un hotel, hoy en día, sin tener en cuenta factores de sostenibilidad, como reciclado, energías alternativas, accesibilidad o apostando por la conectividad con la menor huella de carbono posible.
En segundo lugar, el turismo no es un lujo de ricos sino un factor de descanso pactado entre empresarios y sindicatos que cada uno realiza en función de su capacidad y gusto personal.
Tampoco debemos olvidar que el turismo ocupa el 3% del territorio y aporta el 25% de renta y empleo directo en Canarias y ejerce de tractor económico en sectores como hostelería, comercio, ocio, industria o construcción.
Los verdaderos atascos de la economía canaria parten del absentismo laboral, la economía sumergida y el exceso de burocracia y ninguna de estas contamina.
Centrémonos en la sostenibilidad, de la que nadie elude su importancia y apliquemos criterios científicos en vez de mantener un discurso que no acepta nadie más que al que le conviene.
Y si se puede, aportar alguna alternativa creíble tampoco estaría mal.
Se trata de progresar y de cohesionar la sociedad.
