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Jorge Bethencourt

Manual de objeciones

Jorge Bethencourt

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Acaba de anunciarse la puesta en marcha del «principio del comienzo del inicio» de la redacción del pliego para convocar un concurso para definir cómo será la futura terminal del aeropuerto Tenerife Sur, que lleva años trajinando pasajeros en una especie de viejo empaquetado de plátanos. El acuerdo fue presentado con bengalas, voladores y música de tambores por las máximas autoridades de la isla y de AENA que es la empresa que gestiona el aeropuerto, uno de los más rentables del Estado, en el que se han gastado menos que un invidente en novelas.

Además, se ha presentado un proyecto para reformar la plaza de la Virgen de Candelaria poniendo catorce millones del ala. Y se ha anunciado que saldrá a concurso por más de cien millones el proyecto y las obras del falso túnel sobre esa carretera con el asfalto desmochado y llena de baches que algunos llaman Autopista del Sur, que se va a soterrar a su paso por Las Américas, haciendo encima una preciosa rambla llena de árboles y vegetación, para que la gente pueda bajar caminando hacia la Cuna del Alma, que está en el Puertito de Adeje (porque en Adeje están, como ya se sabe, la cuna, la mecedora y la tumbona del alma tinerfeña, que polvo será, más polvo enamorado).

Pero hay más. Mientras se está destrozando el Padre Anchieta para colocar un scalextrix peatonal trombólico que no va a haber dios que lo suba y lo baje, como el PIB de Patricia, en pocas semanas se va a presentar la variante lagunera que tiene previsto cargarse barrios y fincas y lo que coja por delante desde Guamasa, pasando por detrás del aeropuerto, hasta la rotonda de la Vía de Ronda, para desplazar un poco más abajo el atasco de la autopista del Norte.

Y además, las dignísimas autoridades locales, con ministras y todo, venidas de los Madriles, han presentado las luces de colores del desmantelamiento de la vieja refinería, que tanto empleo creó en Santa Cruz y tanto petróleo vertió en el subsuelo. Los políticos se han desecho en elogios porque no hay nada que vista más que quitar unos hierros viejos para poner unos ladrillos nuevos. Que si va a ser un hito histérico, digo histórico, para Canarias. Que si es un acontecimiento ecológico. Que si patatín y si patatán. Nunca la ampliación de un cementerio económico dio para tanto.

A los políticos les ha dado el mal de san Vito y ahora todos son anuncios, proyectos y multimillonarias inversiones… pero todo pasará, casualmente, después de las elecciones, que son dentro de un año. ¡ Ñoss, mano, es que no cambian!

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