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Isidoro Sánchez

Tres tomos

Mientras duró la pandemia de la covid -19, entre 2020 y 2022, tuve la oportunidad de recibir tres tomos diferentes acerca de asuntos que me han sido familiares por razones profesionales e históricas principalmente. El primero de ellos fue el del Icona, Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza. Se titulaba: Un referente de conservación de la naturaleza en España. Fue editado en 2021 por Editorial Planeta S.A. y la coordinación del mismo corrió a cargo de algunos compañeros forestales entre los que recuerdo a Antonio López Lillo, Francisco Rodríguez Martín, Antonio García Álvarez, Antonio López Santalla y Federico Zamora, entre otros. Fue patrocinado por el gobierno de España y el ministerio para la Transición ecológica y el reto demográfico, además de Tragsa, algunos gobiernos de Comunidades Autónomas y el Colegio Oficial de Ingenieros de Montes, entre otras instituciones. El tomo del libro tiene más de 700 páginas y su Índice se repartió en doce capítulos: Historia y motivos para su creación; organización; las distintas direcciones generales; actuaciones; proyección social; generación y difusión del conocimiento; proceso de transformación del Icona; desaparición y legado; testimonios; In memoriam; índice de autores y bibliografía. Del índice de autores me resultaron llamativos personas como los biólogos Ángel Bañares y Jorge Bonnet; Ángel Fernández, ingeniero de montes, José Miguel González, doctor ingeniero de montes, Hans Kamella, guía de turismo, Nieves Mestre, licenciada en ciencias económicas, Ángel Palomares, ingeniero de montes, Francisco Rodríguez, ingeniero de montes, Isidoro Sánchez, ingeniero de montes, Francisco Serrano, licenciado en derecho y León Sosa, guarda forestal. En el libro tuve la oportunidad de escribir algunos capítulos específicos. Uno destinado al volcán Teide como Parque Nacional; en otro ofrecí una entrevista que le hice a Isaac Valencia, alcalde del ayuntamiento de la Villa de La Orotava, acerca de la presencia e incidencia social y económica en pueblos de zonas forestales, y un tercero en el que conté mis vivencias con el Icona en Canarias. La verdad es que fueron años inolvidables donde alterné la alegría con la tristeza por culpa de los incendios forestales, particularmente en los montes de La Gomera.

El segundo tomo recibido se debió a la generosidad del colega burgalés Javier María García López, ingeniero de montes, quien en abril de 2022 me envió por correo un ejemplar de su libro El Bosque maltratado, de 532 páginas, que incluye el proyecto de administración facultativa forestal en la Cuba colonial entre 1853 y 1898. Fue editado por Amazon Kindle Direct Publishine en Madrid. El prólogo corrió a cargo de la compañera ingeniera de montes Inés González Doncel, quien criticó la situación de los montes cubanos en la recta final del siglo XIX cuando hace referencia a la historia escrita por Javier María en la que no faltaron referencias a tres asuntos que le parecieron descorazonadores: el empeño de los criollos en mantener la esclavitud, la prepotencia de las élites cubanas de entonces, y la cicatería de los sucesivos gobiernos españoles para con el Cuerpo de Montes al que le impidieron cartografiar, proteger y consolidar la propiedad forestal pública cubana. Apuntó que los 7 ingenieros de montes que pasaron por la isla en los 45 años que abarcó esta historia hubieran sido capaces de localizar y deslindar «los montes realengos, baldíos, de dueños no conocidos y demás pertenecientes al Estado».

El tercer tomo lo recibí desde Madrid por encargo de mi hija y se refería a Alejandro de Humboldt y a su Examen Crítico de la Historia de la Geografía del Nuevo Continente. Colón, Vespucio y su época. Es un libro cuyos editores son Josefina Gómez Mendoza, geógrafa y catedrática emérita de la UAM, y Miguel Ángel Puig Samper, biólogo e historiador del CSIC. Doce Calles S.L. es la empresa responsable de la presente edición. Rafael Garesse, rector de la UAM y presidente del patronato FUAM, y Raimundo Pérez Hernández, director de la Fundación Ramón Areces, redactaron sus escritos felicitando a los editores españoles del Examen Crítico del viajero y científico que fue Alejandro de Humboldt y recordando que no se trata de un libro más de Humboldt sino «la clave de bóveda de su obra americana», entre los años de 1799 a 1804, comenzando por Venezuela, donde arribó tras su viaje desde La Coruña en la corbeta La Pizarro, con escala en las islas canarias de La Graciosa y Tenerife en junio de 1799, donde conoció el Drago de Franchy y el volcán Teide. De Venezuela, donde estuvo 18 meses, pasó a Cuba y bajó a Colombia, Ecuador y Perú, para saltar al océano Pacífico y seguir rumbo a México, donde atracó en Acapulco. Atravesó los volcanes hasta llegar a Veracruz, en el Golfo de México, para alcanzar de nuevo Cuba y visitar los Estados Unidos de América para conversar con su presidente Thomas Jefferson. Regresó luego a Europa para escribir, entre otros libros, Ensayos políticos interesantes y su Examen crítico sobre la Historia de la Geografía del Nuevo Continente además de Cosmos al final de su vida nonagenaria.

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