eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Análisis

Tres claves para una revolución rural posible y necesaria

Para facilitar esta integración es necesario hacer frente a aprensiones y miedos que en ocasiones frenan los cambios

¿Puede una pequeña startup local competir en un entorno globalizado con corporaciones y grandes empresas? ¿Puede una empresa social tener impacto positivo y además generar beneficios compitiendo contra otras empresas que no tienen en cuenta estas cuestiones? La respuesta a ambas preguntas es «sí», pero «siempre que…»: siempre que compitan sin mentirse a sí mismas, aceptándose desde el pragmatismo, convirtiendo sus atributos en fortalezas y sin aspirar a ocupar el lugar del otro.

Del mismo modo, el ámbito rural y urbano no pueden competir abiertamente, sino que deben enfocarse en potenciar las capacidades y recursos en los que destacan. En un momento en el que la brecha entre ambas es ya un problema de primer orden en muchos territorios, señalado por la Comisión Europea como uno de los grandes retos de este siglo, lo rural debe conocerse a sí mismo y aceptarse para escoger un terreno propicio y llevar a cabo su revolución.

La oferta y posibilidades que ofrece una ciudad de 3, 4 o 20 millones de habitantes no es fácilmente disputable; sin embargo, quizás sí pueda ser complementable con virtuosismo. La realidad es que los modelos exitosos de desarrollo suelen ser fruto de la mezcla y la combinación exitosa de lo urbano y lo rural, con enfoques «coopetitivos» (de competencia y cooperación) que trabajan sobre 3 factores: la tecnología, la comunicación y lo social.

La tecnología es el factor disruptivo. Es el factor que rompe las reglas del juego. La tecnología deslocaliza los medios de producción, la robotización es cada vez más accesible y ambas abren la puerta a que la población pueda plantearse la opción de volver al ámbito rural. Según un reciente estudio publicado por KPMG International, el 90% de las compañías considera introducir o ya ha introducido una política de teletrabajo. En cualquier caso, ninguna tecnología actúa ya de forma aislada: la tecnología evoluciona vertiginosamente y, para seguir siendo competitiva y transformadora, debe estar bien comunicada.

La comunicación es el factor vinculante. Un vínculo establece dependencias en ambos sentidos, y esta dependencia genera aprendizaje e inteligencia colectiva. La fibra óptica permite operar a cualquier PYME o emprendedor de lo rural en igualdad de condiciones de accesibilidad que una tecnológica taiwanesa, ya sea en conocimiento, accesibilidad u oportunidades. Pese a que queda aún bastante camino por andar, lo rural está cada vez más y mejor comunicado. Según la asociación europea FTTH Council, España es el país número 1 en cobertura de fibra rural de la Unión Europea. Pero todo esto no es suficiente; ni la mejor y más avanzada tecnología ni la comunicación más desplegada y rápida son suficientes sin el tercer factor: lo social.

Lo social es el factor clave que marca la diferencia. Un territorio con población ilusionada y orgullosa del patrimonio humano, material y natural que posee, que disfruta de un estándar de bienestar de vida basado en un entorno privilegiado, y que está abierta, al mismo tiempo, a abrazar innovaciones y nuevas ideas, es el equilibrio indispensable que caracteriza el modelo óptimo de desarrollo sostenible de los territorios rurales. Para facilitar esta integración es necesario hacer frente a aprensiones y miedos que en ocasiones frenan cambios e impiden la oportunidad de conjugar conservación y evolución.

Estos tres factores son fundamentales para entender y garantizar el éxito de los programas y proyectos de desarrollo territorial. Ninguno de ellos puede ser dejado de lado, puesto que son vasos comunicantes que se retroalimentan y solo en su conjunto pueden marcar la diferencia en la revolución rural.

Si algo hemos aprendido en esta nueva era de disrupción tecnológica y transformación social, desde que en 2015 la población urbana superó a la rural por primera vez en la historia, es que no hay soluciones universales, pero sí ingredientes indispensables sobre los que comenzar a diseñar un cambio real en el que todas las partes ganen. Porque la victoria de lo rural es la victoria de lo urbano. Y viceversa.

Compartir el artículo

stats