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ALGO ASÍ

Estupendo artículo y grave decisión

El Grupo CDC de Canarias, siglas de cardiología, diabetes y cáncer, publicó entre 2007 y 2014 en la Revista Española de Cardiología, un excelente trabajo de investigación firmado por Don Antonio Cabrera, Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de La Laguna (ULL). Entre otros datos importantes sobre la diabetes, su estudio alude principalmente al aumento de la mortandad por infarto de miocardio que sube hasta el 20%. Le preocupa también la cantidad de amputaciones que se acaban realizando en Canarias.

Los datos del estudio se publicaron en un artículo muy interesante el pasado 25 de abril en este medio, por lo que recomiendo a mis lectores y todos aquellos a los que les preocupe cómo de grave es esta enfermedad, que no dejen de leerlo, pues viene a corroborar lo que en más de cuarenta artículos vengo resaltando acerca de esta patología a la que llamo La asesina silenciosa.

La verdad es que hemos de estar inmensamente agradecidos a este profesional por indagar en cómo se comporta la enfermedad en los pacientes y por sus apreciaciones en cuanto a la posibilidad de erradicarla, que está cada día más cerca. Chapó para este Catedrático que ayuda a los enfermos de esta pandemia a albergar algo de optimismo e ilusión.

Curiosamente hay escasez de profesionales optimistas, son como las perlas, son pocos los que se atreven a publicar sus conocimientos y estudios en positivo, pues ni tan siquiera las asociaciones, que en teoría deben defender con uñas y dientes el derecho que tenemos los pacientes a creer en que algún día no muy lejano todos y, especialmente los niños, vivan con la esperanza de una curación. A los mayores de más de ochenta como yo, solo nos queda pasar el transito con dignidad suficiente y con el menor dolor posible. Como creyente tengo la esperanza de volver a reunirme con mi adorada esposa, que precisamente se marchó por las causas que con tanta brillantez nos indica el Catedrático Don Antonio Cabrera.

Tenacidad y constancia es lo que me permite recibir información sobre la enfermedad desde muchos puntos y poder mostrársela cada quince días a mis lectores, al menos para que se den cuenta que no estamos solos y que en otros lugares también existe la misma preocupación. He contactado con funcionarios de organismos públicos e incluso de la OMS (Organización Mundial de la Salud) y sigo dándome cuenta del ocultismo y el nulo deseo de hacer público los grandes avances que se están consiguiendo o que la mayoría de la clase médica se desvive por informar que la diabetes no tiene cura pero si tratamiento.

Mi vida sigue llena de ilusiones y esperanzas, sobre todo cuando observo los diferentes inventos que mejoran los tratamientos. Uno olvida los prejuicios que anidan en la clase médica acerca de la enfermedad, pero se da cuenta que desde que llegó la pandemia del covid-19 los centros de salud se han olvidado de la obligación que tienen de hacer un estricto seguimiento de los enfermos crónicos, como se indica en el protocolo firmado entre las asociaciones y los diversos organismos que tienen que ver con la salud. Prácticamente han dejado de citar a los enfermos para el control con asiduidad, se limitan a que el enfermo acuda cuando esté mal y a veces su estado ya es irreversible. Te reciben presencialmente después de infinidad de llamadas a la administración, cuyos operadores son ahora recetadores. Esto pasa por el miedo a poner la oportuna reclamación.

En otro orden de cosas, me sigue asombrando la nocturnidad en la toma decisiones de este nefasto Gobierno Social-Comunista-Separatista dirigido por el señor Sánchez, quien introdujo con alevosía durante el confinamiento una Ley en el Boletín Oficial del Estado (BOE) por la cual tiene libertad para hacerse con tu propiedad, igual que hizo en su día Chaves en Venezuela. Lo curioso es que pasó de puntillas y no se ha informado de si dejó de ser efectiva al terminar el estado de “sitio”. Puede que la hayan dejado pensando en ayudar a los miles de refugiados que tendremos que recoger y alimentar tras la invasión de Ucrania, pero lo grave es que hace desaparecer la propiedad privada en España. Mal asunto. Con Dios.

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