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José María Lizundia

El mayor peligro de la ultra izquierda

Es muy tranquilizador para la masa tener plenamente identificado a un enemigo absoluto, imposible de absolver en algo, una particularidad, un sesgo diferenciador, una insuficiencia. La masa acusa y los significantes ultra derecha, extrema derecha permiten abarcar todas las variantes nominales que les haga imposible zafarse de la persecución como símbolo del mal. Un mal potencial ni siquiera real y presente, es cuando la pulsión del imaginario se hace soberana y arrasa cualquier débil muesca de realidad. El ansía exorcista de medios y políticos ahora provenía de Francia. Y no hay discernimiento que valga, raciocinio humano, para comprobar que Le Pen es casi homóloga de Mélenchon; veamos por qué: por el común estatismo, jubilaciones a los 62 y bajando, derechos sociales incondicionados al margen de posibilidades económicas o catástrofe nuclear (de derecho divino), populismos parejos, nacionalismo social y antiatlantismo tras el rebufo gaullista de Le Grandeur. En realidad las elecciones francesas arrojaron una mayoría perfectamente iliberal: Le Pen, Mélenchon y Zemmour.

VOX es constitucionalista militante, liberal por el adelgazamiento del Estado con supresión de autonomías y chiringuitos paraestatales que propugna, antiestatista y no intervencionista, tradicionalista en moral y costumbres, nacionalista. Contrario a la emigración irregular, que no es exactamente xenofobia, a la hiperbólica industria política de ministros, asesores y chiringuitos de género que no es racionalmente machismo asesino. Muy diferente a Le Pen. No hay acto o principio anticonstitucional. Abolir las autonomías (parecen menos interesados) es legal si es por métodos democráticos. Los medios que cubren (histéricos) de improperios la realidad ¡cognoscible! de VOX, son los que otorgan cédula de autenticidad democrática al sanchismo, golpismo, trans-etarras y populistas. Pretenden que algo tan filosóficamente estólido, bobalicón, como son sus propias declaraciones de odio vesánico construyan la realidad. Es el gobierno social-comunista el gran violador de la Constitución por insólito que parezca, según colección de sentencias del Tribunal Constitucional. ¿De qué anti-constitucionalismo aúllan? No del anti-constitucionalismo empírico: fáctico y estratégico, ni del golpismo de choque y apartheid.

No es comparable VOX con la extrema izquierda y el sanchismo populista porque con su mayoría parlamentaria han cometido y siguen cometiendo fraudes procesales, desregulaciones, trapacerías legislativas, abuso de poder, corrupciones sistémicas, designaciones sectarias, arrinconamiento desvergonzado del jefe de Estado, Congreso, Poder judicial, aprovechamiento particular e intensivo de cargos, atributos y despilfarro jamás vistos, la marea de la arbitrariedad frente a legalidad.

Confluyen tres vectores: el psicópata presidencial, el analfabetismo y anomia del sanchismo y el populismo venezolano (cuerpo inspirador a la sombra) con su remedo del contenido de las medidas graduales del chavismo para fulminar la democracia. En España, curtidos por el crimen político etarra y el golpismo posmoderno frustrado.

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