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Francisco Pomares

Contenido canario transversal

Hace hoy diez días, el PSOE de Canarias colgó en su cuenta un tuit sonoro del presidente Torres pronunciándose sobre la obligación de estudiar Geografía e Historia. Torres es perro viejo, y cuando fue preguntado por este asunto, hizo lo que suele: dijo que el asunto no daba para debate, que no iba a provocar ningún problema ni polémica, y que si el Consejo Escolar decidía que había que mantener la obligatoriedad de estudiar la asignatura de Geografía e Historia en la ESO, él no se opondría. Y destiló después su frase-trampa: «¿De qué nos sirve que Geografía e Historia de Canarias siga siendo obligatoria si los alumnos no saben quién fue Agustín Espinosa?». Torres hacía lo de siempre: decir suavemente una cosa y decir suavemente la contraria. Es la técnica que usa para no pillarse nunca ni los dedos, ni la lengua, se trate de los estudios de Historia, el conflicto entre Marruecos y el Polisario, la emigración, el REF, la situación de La Palma o la reproducción del cangrejo blanco de Lanzarote.

Y esta vez ha vuelto a salirle: la semana pasada se entregaron en la Consejería de Educación 5.600 firmas pidiendo mantener los estudios de Historia y Geografía de Canarias, como asignatura obligatoria. Y esta misma semana los docentes que movieron la recogida de firmas en Change.org entregaron al Consejo Escolar su propuesta, para que el órgano consultivo de la Educación canaria tuviera munición para sostener la continuidad de la asignatura como obligatoria. Pero ni falta va a hacer: ayer, el Parlamento de Canarias aprobaba por unanimidad lo que –en la práctica– supone la desautorización del borrador elaborado por la Consejería. Coalición Canaria presentó una Proposición No de Ley exigiendo que las cosas sigan como estaban, y que además se incluyan contenidos sobre el Estatuto y el REF en el currículo.

Es sabido que las proposiciones no de Ley tienen el valor de una declaración de intenciones, y que lo más frecuente es que el Gobierno las convierta en recuerdos disecados de la voluntad política del Parlamento, que sólo siguen fantasmalmente vivos en el Diario de Sesiones. Pero en este caso no va a ser así: la decisión de dejar las cosas como estaban ya está tomada, asumida a regañadientes por el PSOE, que sabía que se iba a quedar solo, abandonado en su intención de cumplir con la LOMLOE. Sus socios podemitas y canarista-progresistas (alguien algún día tendrá que explicar a qué alma de cántaro se le ocurrió este remedo de definición ideológica con eco musical a marxista-leninista), sus socios, digo, habían decidido que por ahí no, que no se iban a mojar para apoyar la propuesta más contestada hasta la fecha de una Consejería que había logrado mantenerse sin sustos ni conflictos con la comunidad educativa desde que Manuela de Armas se hizo cargo.

Durante el debate de la proposición coalicionera, sólo el PSOE se permitió algún gesto arisco de la diputada Ana González, que se preguntó qué asignaturas del nuevo currículo sustituirán la reincorporación de Geografía e Historia, en vez de preguntarse lo contrario, más interesante: qué asignatura es la que iba a sustituir a la que estaba… Y ya borrado el borrador por unanimidad parlamentaria, lo de esperar a que el Consejo Escolar se pronuncie no deja de ser una cuestión de protocolo.

Ahora, lo que queda son un par de dudas: primero, dónde piensan encajar eso de enseñar al piberío el vínculo de Agustín Espinosa con la Generación del 27 o que en Tenerife hubo una gran Gaceta de Arte (preocupaciones literales de un Presidente literato) y también dónde queda esa parte del tuit de Torres en la que –hace justo diez días– se decía que «nuestra propuesta es incorporar más contenido canario transversal, dar contexto a la Historia». «Contenido canario transversal…». Agustín Espinosa lo habría dicho de forma surrealista: «contenido canario atravesado de una parte a otra de una cosa de manera perpendicular a su dimensión longitudinal».

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