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José María Lizundia

Paz en la guerra, reorientada y adaptativa

Asumiendo riesgos ciertos los presidentes de Polonia, República Checa y Eslovenia fueron los primeros en visitar a Zelenski en Kiev. Era el 15 de marzo pasado y los rusos hostigaban con misiles la capital ucraniana. Más tarde y de forma súbita, como surgido de la clandestinidad, apareció Boris Johnson y más tarde otros, como Ursula von der Leyden y Borrell. Hubo un denominador común en todos, que fue, que todos hablaron de armas en un país invadido militarmente y que luchaba con heroísmo contra los rusos. No eran circunstancias oportunas para clamar por la paz. Como tampoco lo sería por la salud. Eso se puede hacer en la Puerta del sol de Madrid sin desentonar, pero no allí.

Los telediarios anunciaron con algo de antelación la próxima visita de Pedro Sánchez a Kiev. Ciertamente el presidente español en los últimos tiempos, de estar recluido y manifestarse estelarmente durante los telediarios, había pasado a prodigarse. Se sabe algo que puede estar relacionado, el rodaje de una serie sobre el presidente del que sería absurdo no pensar que será hagiográfica, siendo su megalomanía dato de partida común y reiterado (marco epistemológico). Incluso pudiera ocurrir en un momento histórico tan excepcional, en el que aparece la talla de verdaderos estadistas, otros comprometidos con valores y autenticidad moral, que alguien pensara más en zafarse de otros zafarranchos domésticos y literalmente abrumadores, vía nuevamente de telediarios y fotogenia. En un primer momento la ayuda militar española iba a ser ejemplar y ética, modelo a seguir, solo armas defensivas: cascos, chalecos antibalas y medicinas. Siempre hay que dar la nota de empatía, resistente pacifismo y votos por la resiliencia ucraniana, pero como el canciller Scholz y el resto se decantaron sin ambages por las armas ofensivas tanto como se pudiera, Sánchez se sumó con armas de una sola persona para su manejo, pero ocurre que tras declarar a bombo y platillo que el doctor Sánchez visitaría a su negación/No-Yo en Kiev, Margarita Robles en el mismo telediario enfatizó que solo iban a enviar armas defensivas (las que no disparan). En todas las visitas Zerenski pide armas pesadas y solo se habla de aproximarse a esos envíos. Sánchez habla de su visitas Kiev de libertad y paz de nuevo como un presente espiritual. En eso se parece a la ministra Belarra que siguen clamando por la paz en un manifiesto con Putin omitido. Como en la infancia de la humanidad: rogatorias animistas. David Mejía indicaba que por léxico y sintaxis parecía escrito por un niño de 11 años para que lo entendiese uno de 10. Pues al final, camiones, vehículos ligeros, forenses y munición leve.

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