El Banco Central Europeo se preparar para finalizar el programa de compra de deuda en junio de este año. Una subida de tasas de depósitos de la banca en septiembre y una subida progresiva del precio del dinero por la alta inflación.
Unamos a todo esto que las previsiones de crecimiento para este año siguen cercenándose hasta el 4%, por lo que se prevén ajustes en la tasa de desempleo. Público y privado.
A corto plazo se prevé un alza de precios de productos y servicios por la preocupación empresarial de la importante disminución de ventas y márgenes comerciales. Incluso puede que el mercado no admita subidas de precios por innovación en un mercado altamente saturado de promociones y descuentos que dificulta la bajada continuada de precios.
Pensar a largo plazo, ajustar estrategias comerciales o de inversión y mejorar la eficiencia, parece la mejor manera de afrontar esta nueva crisis, con sus cambios de mercado y hábitos de compra, tanto de familias, como de empresas , como de las administraciones públicas.
Aún queda pendiente la bajada del gasto público superfluo y el ajuste de tipos impositivos,. Una combinación eficiente que dinamizaría la economía.
Y no es de recibo asustar con la imposibilidad de sostener el estado del bienestar, pues éste se vería igualmente comprometido por un déficit desbocado y una fiscalidad que reste competitividad de la eocnomía.