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Ser judío en Ucrania

Si repasamos algunos momentos de su historia, notaremos que ser judío en Ucrania no resultó algo demasiado fácil. La peste del antisemitismo marcó mucho tiempo a esta comunidad religiosa que llegó a ser una de las más grandes de Europa. Cuando Ucrania formaba parte del Imperio Ruso fueron muy habituales los pogromos, ataques sangrientos a los judíos propiciados por la policía zarista y por la Iglesia Ortodoxa, que provocaron una gran emigración de los judíos a la América del norte, a la República Argentina o a otros países europeos. Recordemos el caso de Golda Meir, nacida en Kiev y emigrada de niña a los Estados Unidas que llegó a ser primer ministra de Israel. Y en mi familia a mi abuela materna, nacida en Odesa y llegada a los 5 años a Buenos Aires.

Más tarde la catástrofe para los judíos fue aún mucho mayor: la invasión nazi de la Unión Sovietica trajo consigo a los comandos especiales de la Gestapo encargados de la eliminación sistemática de las poblaciones judías de los países invadidos. Y en Ucrania las matanzas fueron especialmente crueles. Como mero ejemplo fueron ejecutados en dos días uno a uno 30.000 judíos de Kiev en el paraje de Babi Yar próximo a la capital, masacre que contó con la colaboración de los ucranianos.

Los bisabuelos del actual presidente de Ucrania Volodimir Zelenski fueron asesinados por los nazis por ser judíos, y su abuelo luchó con el Ejército Rojo que entró en Berlín en 1945, alcanzando el grado de Coronel. Curiosamente su candidatura a la presidencia no sufrió ataques antisemitas, salvo alguna aislada crítica de la ultraderecha nacionalista, pero sí algún temor entre parte de la propia comunidad judía ucraniana que creía que un presidente judío resucitaría la judeofobia. Desde su época de actor cómico en la televisión, Zelenski contó con el apoyo de un millonario judío ucraniano que vive fuera del país llamado Ihor Kolomoyskyi, dueño entre otras empresas del canal de televisión que lo hizo popular. Algo que se creyó que podía perjudicarle, pero eso no sucedió. El oligarca ucraniano Kolomoyskyi es un benefactor de la comunidad judía de Ucrania, y a su generosa donación se debe la construcción del Centro Menorá, un gran edificio en forma de candelabro de siete brazos que alberga el centro comunitario judío de la ciudad de Dmipro, una ciudad tradicionalmente judía, que llegó a contar hasta 50 sinagogas en sus tiempos dorados y de las que hoy conserva solo 8.

No se ponen de acuerdo los estadísticos sobre la actual población judía de Ucrania y sus cálculos oscilan entre las 120.000 y las 400.000 almas, con el agravante de que no todos confiesan su fe, y que muchos emigraron a Israel tras la caída del muro de Berlín y la desaparición de la Unión Sovietica. La existencia de muchos judíos de origen ucraniano y ruso en Israel, sumada a la presencia del ejército ruso en Siria, han colaborado en el interés del gobierno de Jerusalén en buscar un acuerdo de paz que detenga la invasión de Ucrania.

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