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Luis Ortega

Gentes y asuntos

Luis Ortega

Puerto Naos y RTVC

Noventa días después, como las viejas letras de cambio, la cola del volcán sigue aportando novedades de toda índole, unas serias y graves, como la tensa espera de quienes no tienen casa a donde volver, ni trabajo que les aguarde, ni motivos para sonreir; por quienes esperan fuera de sus ámbitos vitales la oportunidad de un techo propio, aún con carácter provisional; por quienes desean volver a los lugares, o cuando menos las cercanías de su radicación hasta la catástrofe…Aparecen también hechos positivos, satisfacciones modestas para problemas graves, como la apertura de accesos o pistas puntuales para llegar a casas y fincas aisladas entre el cálido malpaís… Anuncios favorables de una básica obra portuaria, un embarcadero de cuarenta metros, para las comunicaciones de la costa occidental; y, especialmente, de una infraestructura de mayor ambición y presupuesto: la nueva carretera de la costa en las fronteras y núcleos de Los Llanos de Aridane y Tazacorte, con un presupuesto de treinta y ocho millones de euros, cuyos trabajos comenzarán este mismo mes y tienen prevista su finalización para el próximo septiembre. Y las peores noticias –que son la falta de noticias– que aumentan y multiplican las preocupaciones y angustias de los vecinos, los trabajadores y los empresarios del primer núcleo turístico de La Palma, Puerto Naos, que aún habiéndose librado de la lava, vivió y aún vive, el más largo y duro de los confinamientos provocados por la erupción de Cabeza de Vaca; en este caso concreto por la existencia de gases tóxicos que afectaron también a otros núcleos, como El Remo y La Bombilla, ya libres de ese riesgo.

Puerto Naos marcó el arranque del turismo insular, fue, y es, sin ningún género de dudas el motor económico del sector y, con los deterioros de su prolongado cierre, necesitará un plan especial para su reactivación. Es un desafío pendiente del dictamen de los científicos que, por el momento y con lógica prudencia, no aventuran cuando llegará la soñada normalidad. Entre tanto es grato saludar noticias gratas y justas, como la concesión del Premio Nacional de Televisión al ente canario que ya había ganado, con brillantez y mérito indiscutible, el Ondas del pasado 2021.

Concedido por el Ministerio de Cultura y Deporte, el Premio Nacional recompensa los méritos en el ámbito televisivo por obras –unidades o series, argumentales o documentales–, emitidas en 2021 o por «una contribución particular por su creatividad». En esta edición lo concedió un jurado presidido por Adriana Moscoso del Prado, directora general de Industrias Culturales y Cooperación e integrado por representantes de entidades docentes y profesionales, críticos audiovisuales y personalidades de relieve en el mundo de la cultura. Fundamentaron su decisión en la espléndida «labor de los equipos técnicos y humanos de la Radiotelevisión Canaria en el tratamiento de la crisis volcánica de La Palma a través de un periodismo de proximidad y de las más innovadoras técnicas audiovisuales».

Además de valorar las horas de producción propia y la calidad de los contenidos, en este caso el jurado destacó «la vocación de servicio público y la generosidad al poner a disposición en abierto la señal televisiva para la mejor cobertura del acontecimiento en todas las televisiones del mundo». La decisión de Francisco Moreno, responsable del ente público, marcó un hito en nuestro país y creó un sano precedente en el marco audiovisual donde, por lo general, y aún con los contenidos de casquería, prima la desaforada lucha por la audiencia por encima del derecho a la información.

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