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José Vicente González Bethencourt

Compañero del alma, compañero

A las aladas armas de las rosas

Del almendro de nata te requiero

Que tenemos que hablar de muchas cosas

Compañero del alma, compañero

(Elegía de Miguel Hernández a Ramón Sijé)

Miguel Hernández (1910-1942) es el tercero de cuatro hermanos de una modesta familia que vive de las cabras en Orihuela (Alicante), ciudad de 10.000 habitantes con acusado ambiente caciquil y católico, dotada de catedral, 33 iglesias y un seminario conocido por «la fábrica de curas». Con cuatro años estudia en un colegio privado y a los ocho ingresa en las Escuelas del Ave María para niños y niñas pobres.

Con trece años accede al colegio diocesano de Santo Domingo gracias a una beca del rector, que lo ve con mucho futuro. Le iba muy bien, pero con quince años su padre lo aparta del colegio porque no quiere que haga carrera eclesiástica y sí que trabaje con las cabras, todo un mazazo para quien se había proyectado hacia la Universidad.

Dedica todo el tiempo que puede a leer de noche, pero su padre, una figura muy negativa en su vida, se lo impide, apagándole la luz una y otra vez. Frecuenta la Biblioteca de Orihuela, lee los clásicos y pide ayuda al clérigo Luis Almarcha, que, sabedor de su talento, le ofrece su biblioteca.

Organiza un grupo literario con otros jóvenes, entre ellos José Marín Gutiérrez, su mejor amigo, que firma como «Ramón Sijé». El 31 de diciembre de 1931 viaja a Madrid en busca de empleo, y encuentra indigencia, hambre, y muchas noches la intemperie, volviendo a Orihuela el 15 de mayo de 1932. Tras algunos éxitos literarios, regresa a Madrid, consigue trabajo con el escritor falangista José María de Cossío, tiene una relación íntima con la pintora Maruja Mallo, hace amistad con Vicente Aleixandre y Pablo Neruda, rompe sus lazos católicos y se compromete socialmente con los pobres. En la nochebuena de 1935 muere Ramón Sijé, y Hernández le dedica su impresionante Elegía, que entusiasma a Juan Ramón Jiménez.

Rompe con su amiga costurera Josefina Manresa en el verano de 1933, y en enero de 1936 es fuertemente golpeado por unos guardias civiles mientras plácidamente escribía poesías en la orilla del río San Fernando del Jarama, al parecer porque algunos poemas cuestionaban a la Guardia Civil. Miguel llama a Neruda y consigue la libertad, y muy dolorido se refugia en Rafael Alberti, que lo afilia al Partido Comunista. El diario El Socialista publica un manifiesto de numerosos escritores en su defensa, y se reconcilia con Josefina.

Tras el golpe de Estado vuelve a Orihuela, y su suegro, guardia civil recién trasladado a Elda, es asesinado por incontrolados milicianos republicanos. Cinco días después ejecutan en Granada a Federico García Lorca. Fiel a sus ideas, el 23 de septiembre se alista en Madrid como zapador del Ejército republicano, el 9 de marzo de 1937 contrae matrimonio civil con Josefina, en invierno lucha en el frente de Aragón, el 19 de octubre de 1938 muere su hijo Manuel Ramón, y el 4 de enero de 1939 nace su segundo hijo Manuel Miguel, a quien dedica las Nanas de la cebolla, escritas en la cárcel de Huelva cuando Josefina le comunica que para alimentarse ella y su hijo solo tiene pan y cebolla.

Había intentado pasar a Portugal, pero su policía política lo entrega a la Guardia Civil, ingresa en la cárcel de Huelva, de donde lo sacan varias veces los falangistas para golpearlo brutalmente al no confesar, como pretendían, que había matado a José Antonio Primo de Rivera.

A partir de ahí sufre un despiadado calvario, pasando por cárceles de Sevilla y Madrid, donde es condenado a muerte, pena conmutada por treinta años de cárcel gracias a la «generosidad del Caudillo», pasando luego por las prisiones de Palencia, Yeserías, Ocaña y Alicante, donde se contagia de bronquitis, tifus y tuberculosis, sin que llegara el permiso para trasladarlo al Hospital Antituberculoso de Valencia. Antes de morir el 28 de marzo de 1942, con solo 31 años, hace ahora ochenta, contrae matrimonio eclesiástico para dejar protegida a su esposa e hijo tal como establecía la dictadura franquista. Tanta crueldad y tanto dolor solo por ser fiel a sus ideas, afiliarse al Partido Comunista, y combatir con el Ejército Republicano.

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