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Jorge Bethencourt

Manual de objeciones

Jorge Bethencourt

Demagogia ejemplar

Nuestro Gobierno ha levantado la Línea Maginot Fiscal para resistir los embates de una oposición que pide bajar impuestos. Nunca mejor sitio para defender lo público que en la sede de un Parlamento que creció en diez diputados en esta legislatura de pobreza y paro y que ha comprado un nuevo edificio cercano, ahora en obras, a mayor gloria de la austeridad.

Para la izquierda gobernante la derecha practica el populismo fiscal y está metida en una espiral de demagogia. No es un juicio descabellado. Solo que si nos remontamos a las hemerotecas es exactamente la misma demagogia que la izquierda practicaba con las subidas de la luz cuando gobernaba la derecha. De demagogo a demagogo, excelentísimo señor, señora o señoro. Al ping pong se necesitan dos.

El Gobierno guanche está preocupado y alarmado por el aumento de la inflación, que hace un año, dice, nadie podía prever. Eso es mucho decir. Hace mas de un año ya había economistas que alertaban de que las políticas de liquidez ilimitada del Banco Central Europeo y los estímulos de la Reserva Federal norteamericana tendrían consecuencias en los precios. Pensar que no iba a ser así, con dos billones de nuevos euros saliendo de los bancos centrales de la eurozona, sí que iba contra el sentido común. Y luego a eso, si quieres, le añades sal y picante. O sea, la crisis de la oferta, de las materias primas, del transporte y la guerra de Ucrania. La puñetera tormenta perfecta otra vez.

El esfuerzo de liquidez fue inevitable para salvar de la nueva crisis a las sociedades de muchos países que ya venían tocadas del ala de la recesión del 2008. Pero tiene sus costes. Y uno de ellos es la maldita inflación, que ya ronda los diez puntos. Norteamérica ya ha subido ligeramente los tipos de interés. Europa se lo está pensando. Y mientras tanto vamos de cabeza a una charca de arenas movedizas llamada estanflación, donde la economía no crece pero los precios se disparan. O lo que es lo mismo, pobreza a manta y para todos. Para empezar porque te han bajado el sueldo un 10%.

Pueden decir que los impuestos no se bajan porque hay que mantener los servicios públicos. Pero solo si son capaces de ofrecer sacrificios a la gente, que está harta de pagar. Acabar con los fastos. Con los excesos. Con salarios hiperventilados. Con las dietas escandalosas. Con la red clientelar de sanguijuelas que viven de lo público. ¡Si piden sacrificios, den ejemplo, coño!

El Recorte

¿Saben lo que haría?

¿Saben lo que haría un Gobierno responsable en estos momentos? Seguir las instrucciones de la Agencia Internacional de la Energía que pide rebajar el consumo de hidrocarburos para así contribuir a que bajen los precios. Reducir los límites de velocidad en 10 kilómetros por hora para gastar menos gasolina. Permitir, a quien pueda, tres o cuatro días a la semana de teletrabajo y reuniones online . Hacer los domingos días libres de automóvil privado en las ciudades. Incentivar el uso del transporte común, público y electrificado, como el tren (que en esta isla no tenemos ni vamos a tener gracias a la mediocridad de nuestros gobernantes). O apoyar el uso de vehículos compartidos. Pero eso es «sangre, sudor y lágrimas». Y nadie está por el asunto, porque es año preelectoral. Y por lo tanto iré, como todos ustedes, a poner gasolina sabiendo que ya han subido en esta semana los 20 céntimos que nos van a bajar cuando llenemos el tanque. Sabiendo que la inflación nos ha vuelto un 10% más pobres. Sabiendo que esto no tiene remedio y que nos van a exprimir como a limones para mantener en pie el chiringuito.

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