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Recuerdo a mi bisabuela custodiando tres pulseras y un collar de perlas en un pañuelo bordado de su madre. Era todo su patrimonio envuelto en un pedazo de tela que se escondía detrás de un cuadro falso de Los Borrachos de Velázquez. Era como una película de espías americana con Alfredo Landa y Fernando Esteso como agentes secretos en busca de una marchante de arte de Benidorm. Todo su trabajo estaba allí, cotizando al alza en el mercado de las perras antiguas. Luego estaba la cartilla del banco amigo y poco más. Ella valoraba el esfuerzo de conservar su capital en una obra de orfebrería sin certificado de calidad. No eran las joyas de Carmen Polo, porque en esa casa de La Laguna eran ricos en dignidad y silbaban bajito cuando Franco salía en el NODO haciendo que pescaba una trucha. Sin embargo, hoy ella no hubiera entendido absolutamente nada. No comprendería cómo algo que solo se ve a través de una pantalla puede costar tanto. Pero paciencia para los que cuentan con los dedos: ya habrá tiempo de acostumbrarnos a los Halvings, Mineros, Asics, porque pronto van a forman parte del vocabulario común en un mundo de Matrix donde el bitcoin (BTC) se postula como el garante de la libertad financiera. Un dinero descentralizado. Un dinero donde ninguna entidad central tiene el control o la manipulación a su antojo del sistema para su propio beneficio. El bitcoin es una propiedad absoluta, una soberanía infinita que exige responsabilidad porque carece de intermediarios. Si los perdemos no tenemos a un banco que nos auxilie, como un barco que se hunde con oro en el fondo de la Fosa de las Marianas. Y ten claro una cosa: si los pierdes no los puedes reponer, y si los puedes reponer es que no los has perdido. Cambian los patrones, porque el patrimonio no depende de bancos, exclusivamente de ti. Laszlo Hayneck pagó 10.000 BTC, equivalentes a 30 dólares en 2010 (unos 25 euros), por dos pizzas familiares que más de una década después todavía se le repiten. Saquen sus propias conclusiones: hoy en día un bitcoin cotiza a 39.800 euros. Hayneck encabeza el salón de la fama de los arrepentidos, aunque él lo niegue, pero pasará a la historia como el artífice de la primera transacción realizada con BTC. Y en la otra cara de la moneda, la paciencia premiada de Sam Bankman-Fried. Este joven americano construyó una fortuna de 22.500 millones de dólares a los 29 años aprovechando el frenesí de las criptomonedas. Hace cuatro años no tenía dinero ni para comprar un solo bitcoin. Ahora, cinco meses antes de cumplir 30 años, debuta en el número 32 de la revista Forbes 400. Llegados a este punto, todo tiene su parte menos glamurosa y altamente peligrosa, donde la discreción es una virtud que cotiza en los mercados de valores. La nueva moda en el mundo criminal consiste en hostigar y secuestrar a personas que se han convertido en millonarios gracias a sus inversiones en criptomonedas. Una oleada de ataques recientes en países como Tailandia, Turquía, Ucrania y Rusia, pero también en Canadá, Estados Unidos, España o Reino Unido, donde algunas personas que poseen grandes sumas de criptomonedas se han visto obligadas a realizar pagos a los monederos digitales de organizaciones criminales. Y en España no somos ajenos a un fenómeno cada vez más en auge. Zaryn Dentzel, el fundador de la red social Tuenti, fue asaltado en su propia casa en Madrid por una banda delictiva organizada que terminó robándole decenas de millones de euros en bitcoin. Los asaltantes consiguieron que les diera la contraseña de la wallet (cartera, billetera o monedero virtual en el que se gestionan nuestros activos criptográficos) donde almacenaba sus bitcoins. El pasado mes de febrero, la Guardia Civil detuvo a cinco personas por hackear a una empresa de custodia de criptodivisas y robar seis millones de euros en criptomonedas de miles de inversores. Se trataba del primer caso resuelto en España en una operación desarrollada en Tenerife, Bilbao y Barcelona. Sí, han leído bien, en Tenerife. No obstante, esto demuestra que debido a que todo lo que pasa en bitcoin queda registrado en un libro contable público, la posibilidad de blanquear dinero por este medio no es una buena idea. ¿Qué pasará con bitcoin en unas décadas? ¿Será el nuevo patrón monetario o simplemente un recuerdo como tantos otros de inventos que resultaron demasiado buenos para ser ciertos?

@luisfeblesc

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