El 26 de enero de este año, Pablo Iglesias, difunto vicepresidente del Gobierno, desveló en sus redes sociales de que disponía de datos del sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre las elecciones en Castilla y León. Antes de que la encuesta se hiciera pública, ya hablaba de que a Unidas Podemos le otorgaba entre 3 a 5 escaños, así como una intención de voto del 11% en Valladolid. Al poco tiempo borró el mensaje de sus redes.
Ocurre que Iglesias había comido un par de días antes en la sede de ese echadero (¿pidieron a Glovo o es que tienen allí mismo un restaurante?) con el mismísimo responsable del CIS, el socialista José Félix Tezanos. Y claro, la gente es muy mal pensada. Y muy retorcida. Piensan: es blanca, viene de la vaca y está en una botella y exclaman:”¡Es leche!”. Pero no. Nada más lejos de la realidad.
Porque dice el señor Tezanos que él no le contó nada de nada a Pablo Iglesias. Realmente, los dos políticos quedaron a comer para debatir animadamente, entre la sopa de caviar y el solomillo Strogonoff, sobre el imperativo kantiano, sobre los estados teológicos, metafísicos y positivos de Comte y sobre el coñazo que supone mantener una piscina en Galapagar en pleno invierno, con esas hojas del jardín que se pudren en el agua y teniendo que echar cloro todas las semanas. Y lo que pica el cloro. Y lo áspero que deja el pelo después de bañarte. O sea, las cosas normales y lógicas que se esperan de un encuentro así. Tan previsible como pensar que en un encuentro de filósofos alemanes se hable de los diputados que puede sacar Podemos y de la política en España.
Por si hubieran dudas al respecto, el propio Pablo Iglesias ya dijo que no había hablado de sondeos electorales de Castilla y León con el responsable de hacer sondeos electorales en Castilla y León. Lo cual que es coherente. Porque de sondeos electorales se habla con el Cholo Simeone y del Atlético de Madrid con el señor Tezanos.
Teniendo la palabra de dos caballeros al respecto de lo que “no” hablaron, ni siquiera hace falta que Pedro Sánchez salga por televisión, en su nuevo programa y diga: “si quieren lo repito veinte veces, les doy mi palabra de que ni Pablo ni José Félix hablaron de encuestas”.
Queda, pues, todo aclarado. Y resulta evidente, también, el enorme nivel de desprecio intelectual que siente esta peña por los ciudadanos. Aunque considerando que habrá gente que les crea, queda asimismo demostrado que es un desprecio merecido.
