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Mujeres que vuelan

Anoche soñé que volaba. Mi forma de caminar por el cielo era como la de una súper heroína pero vestida para un día normal; falda de cuadros, medias tupidas, suéter de cuello alto… Así volaba yo por La Laguna. Lo curioso es que ocultaba mi súper poder, tenía miedo que me vieran en el aire y solo lo hacía cuando nadie podía observarme.

Hay miles de mujeres que esconden sus alas, las ocultan en los vericuetos de sus casas. Mujeres que han susurrado historias completas a sus maridos para que brillen. También están las que han confeccionado obras pictóricas para otros, las que han diseñado escenarios, vestidos…

Margaret Keane dibujó ojos grandes para que su pareja inaugurara las exposiciones firmando sus cuadros. Mileva Maric, primera esposa de Albert Einstein, dio soporte a la Teoría de la Relatividad. Camille Claudel fue una magnífica escultora a la sombra de Auguste Roudin. También están las letras de Gabrielle Collette, su escritura moderna y provocadora fue usurpada por su pareja, un intelectual al que llamaban Willy y que publicó en su nombre las novelas de su esposa. Mary Shelley publicó Frankenstein desde el anonimato, y la gran Emily Brontë se puso un seudónimo masculino.

Si nombrara a todas las mujeres ocultas mi relato duraría días, semanas, meses de historias de luz borradas. Muchas hemos podido recuperarlas, otras simplemente han quedado en el olvido.

Me gustaría volar de nuevo esta noche, que las mujeres no tengamos miedo a planear sobre edificios, a mostrar argumentos para describir el mundo, a ser contadoras de nuestros propios sueños.

@yaizaafonsossp

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