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No beligerancia

Los líderes de Podemos y de los comunistas españoles están cavando una fosa muy profunda en la que corren peligro de acabar enterrados. Su renuencia a la hora de condenar sin paliativos la criminal invasión de Ucrania por Rusia resulta incompresible. Y su discurso defendiendo no enviar armas al país agredido, sino ayuda humanitaria, para que los ucranianos se defiendan con vendas y latas de comida del ejército ruso, clama al cielo. Tras los dos violentos asaltos de casi tres mil emigrantes subsaharianos en Melilla, esta pasada semana, los socios de Pedro Sánchez han pedido explicaciones al mismo Gobierno del que forman parte. Puro marxismo, pero de Groucho. Han exigido al ministro de Interior investigar la intervención de la policía española y la destitución de los responsables de actuaciones violentas. Y eso que hay treinta agentes heridos en lo que el propio Grande Marlaska calificó como «ataques violentos» e «inusitados» nunca vistos hasta ahora. Los emigrantes venían armados con garfios, tornillería y palos con los que atacaron a los agentes de Guardia Civil y Policía Nacional. Una idea: procede desarmar a nuestra policía, retirarles las porras, escudos y defensas y proveerles de ayuda humanitaria para que defiendan nuestras fronteras con sopas de sobre, alcohol de romero y paracetamol. Así parece pensar el pacifismo gilipollas del siglo en el que todo se va a ir a freír puñetas.

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