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Alejandro de Bernardo

Curva a la izquierda

Alejandro de Bernardo

La mirada torcida

No soy del PP. La curva es hacia el otro lado. Entiendo que se vela más por lo social. Por lo de todos. Especialmente por los que necesitan más que se cuide de ellos. De las clases medias para abajo. Abajo en recursos, en oportunidades, en desamparos y dependencias. Los de arriba ya se cuidan solos o pueden pagar para que se les cuide.

No soy del PP ni quiero que desaparezca el PP. Pero sí quiero que cambie. Que se centre, que se racionalice, que se humanice, que salga de esa máquina de matar sin importarle a quien se lleve por delante ni los daños colaterales de una munición incontrolable. Que pongan los pies en el suelo, que se laven el cerebro tan relavado con verdades absolutas que son mentiras, como la de que España son ellos y nadie más que ellos. Porque España no es suya, o al menos solo suya, como parecen creer de tanto oírlo, de tanta bandera ondeada a destiempo.

España somos todos y lo somos a pesar de que algunos se empeñen en excluir, en desterrar, confinar o desposeer de los mínimos derechos a unos inmigrantes que vienen a por una vida digna y de paso hacer aquellos trabajos que no quieren los nacidos aquí y que tienen el color y los rasgos de la mayoría de los españoles de pura cepa. Flaca memoria. España fue y sigue siendo país de emigrantes. Antes emigraban los pobres. Ahora los titulados, los especialistas, los mejor preparados. Ya no nos acordamos.

Hay quienes están empeñados en envilecer la política y deslegitimar las instituciones chapoteando en el fango de la mentira y de los bulos, fomentando el discurso del odio en una clara estrategia de desestabilización y tratando de que la ciudadanía desconecte de la política. No les hagan el juego. Céntrense. Literalmente. Los salvadores populistas, esos que prometen el oro y echar al moro son el auténtico peligro para la democracia. Déjenselo a ellos. Ese no es ni debe ser su espacio. Caerán solos.

Es la hora de poner contención. Contención y mesura. De poner límites al todo vale. Porque no vale todo. El espacio político no debe ser el espectáculo político. Mientras menos espectáculo mejor. Aunque esto vaya contracorriente en un mundo como este, tan de efectos especiales, tan de impactos, tan de lo visual. Lo reflexivo se tiene que volver a poner de moda. Ustedes y todos los que se dedican a lo público han de dar ejemplo.

El espectáculo de miles de personas manifestándose en la sede del PP apoyando a una presidenta sobre la que recae la sospecha de haber beneficiado a su hermano, aprovechando las instituciones y exigiendo a quien lo estaba denunciando que dimita, es lamentable. Impropio de un país del que pretendemos presumir. Pero peor aún el comportamiento de los cargos y dirigentes del partido. Aquello de que las ratas son las primeras que abandonan el barco les viene al pelo, salvo honrosas y contadas excepciones. Hace apenas dos semanas pedían el voto para llevar a Casado a la Moncloa. ¡Ni dos semanas han pasado! Hoy le niegan tres y hasta treinta veces. Antes de que cante ningún gallo. Mientras tanto, la que desconocía la comisión que se llevó su hermano, reconoció que se había beneficiado hasta con cuatro contratos y al menos cincuenta y cinco mil euros. ¿Recibir dos millones de votos sirve de salvoconducto o bula para hacer lo que quieras? Se adelantaría mucho en este país si se educara en respeto, decencia y valores.

Pensar o entender las cosas de forma diferente no ha de ser obstáculo para la convivencia y la concordia. El postureo y la mirada torcida de algunos políticos hace que nos preguntemos el valor que tiene hoy la palabra de un político. Los aplausos de los compañeros de Casado en el Congreso son besos de Judas. Cinismo. ¡Ojo!, los medios serios y fiables tienen mucho que decir en esto. Exijamos la verdad. No nos conformemos con la noticia.

Feliz domingo.

adebernar@yahoo.es

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