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con la historia

Cerebrino Mandri, publicidad y fármacos

A estas alturas de la pandemia no habrá casi nadie que en algún momento no se haya hecho un test de antígenos para saber si se había infectado. Y es que en la lista de las muchas cosas que hemos aprendido después de dos años de lucha contra el coronavirus podemos incluir el saber que nuestra saliva aporta mucha información de cómo andamos de salud.

El icónico Cerebrino Mandri dibujado por Gaietà Cornet.

Pues bien, el grupo de Cefalea y Dolor Neurológico del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona ha hecho público que mediante test de saliva pueden saber cuál es la mejor terapia que pueden administrar a cada paciente cuando tiene un ataque de migraña. Los avances científicos de los últimos años están permitiendo que se haga realidad un gran cambio en los tratamientos médicos y farmacológicos, y en vez de dispensar el mismo medicamento a todo el mundo, se facilita a cada uno lo que realmente necesita, porque ya hace tiempo que los profesionales de la salud saben que no a todos nos funcionan las mismas cosas. Nuestros lectores que sufran de migraña lo saben sobradamente.

Dos migrañosos

Cuando dos migrañosos se encuentran, tarde o temprano la conversación acaba llegando al punto en el que se intercambian remedios y se hacen recomendaciones que afirman que son infalibles. Hasta no hace demasiados años, una de estas soluciones era recurrir a un peculiar calmante de nombre Cerebrino Mandri. De hecho, si se acabó comercializando fue precisamente por el boca a boca entre enfermos y por la visión del hijo de su inventor, que efectivamente se llamaba Mandri. Ramon Mandri Campanar. Era un farmacéutico que ejerció en Figueres durante el siglo XIX. Entonces, estos profesionales de la salud no solo despachaban medicamentos, sino que elaboraban sus propias fórmulas. Él creó un producto que servía para combatir el dolor de cabeza, pero quien le hizo triunfar fue su hijo, Francesc Mandri Vila.

Nacido en la capital ampurdanesa en 1883, primero estudió Medicina y se doctoró. A diferencia de su progenitor, él se instaló en Barcelona y, paralelamente a su trabajo, también empezó a trabajar para mejorar la fórmula paterna. Al ver que no tenía suficientes conocimientos de formulación, ya de mayor estudió la carrera de Farmacia y se licenció en 1922, cuando tenía 39 años.

El resultado de su audacia comercial fue el nacimiento de una de las marcas más famosas de la industria farmacéutica catalana: Cerebrino Mandri. Si logró tanta popularidad fue tanto por su eficacia como también por las intensas campañas de publicidad. Los anuncios, que aparecían en los grandes periódicos y revistas, siempre estaban protagonizados por un hombre de ademán severo, vestido con chaqué y camisa blanca que, con gesto autoritario, señalaba el nombre del producto con el dedo índice de la mano derecha. Aquel personaje icónico de la publicidad surgió del ingenio y el talento del mítico dibujante Gaietà Cornet. Aquel artista formó parte de la brillante generación de ilustradores que triunfaron gracias a la buena salud de la prensa catalana. Entre los autores más conocidos estaban Junceda, Elias-Apa, Llaverias, Opisso... Sus trabajos aparecieron en las páginas de cabeceras como Cu-Cut, L’Esquella de la Torratxa, El Patufet, La Veu de Catalunya... Un mundo que desapareció con la dictadura franquista.

En cuanto a la fabricación del medicamento, se empezó produciendo en una farmacia de la calle Ample. A medida que el negocio aumentaba se iba trasladando a unas instalaciones más grandes, hasta que abrió su sede definitiva en la calle de Provença. Francesc Mandri ya no se movió de Barcelona, donde murió en 1971. A pesar de su desaparición, aquel remedio contra el dolor nacido en Figueres siguió vendiéndose hasta 2008, cuando la Agencia Española del Medicamento ordenó retirarlo del mercado. Aquel preparado surgido de una farmacia ampurdanesa no superó los controles del siglo XXI, pero su imagen icónica ha quedado grabada en la memoria de muchas generaciones que recurrían al Cerebrino Mandri como única esperanza para combatir la migraña. Los próximos medicamentos seguramente serán mucho más eficaces para acabar con este terrible dolor de cabeza, pero es más que posible que no tengan un nombre tan peculiar como este.

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